El trastorno por crisis de pánico es una enfermedad real, frecuente y muy limitante.

 
A lo largo de este año, en Catalunya más de cien mil personas lo padecerán, este cálculo está realizado sobre la  estimación de su prevalencia en población general, que es del 3%. Como en la mayoría de los cuadros de ansiedad, afecta más a las mujeres que a los hombres (el doble para ellas). 
 
En este trastorno la persona afectada sufre de episodios (crisis) inesperados y repentinos de intenso miedo acompañados de síntomas físicos. 
 
Durante las crisis, el paciente experimenta un intenso y súbito terror, acompañado de manifestaciones físicas de ansiedad, como taquicardia, sudoración, temblores y ahogo, entre otras, ya que también pueden sufrir mareos o sensación de «vacío en la cabeza», molestias abdominales y vértigos. A las molestias físicas se añaden otras percepciones, como la sensación de perdida de control o incluso de muerte inminente.  
 
Tal aterradora experiencia suele durar entre 10 minutos y una hora, o incluso prolongarse algo más. Tras la repetición de varias crisis (y en ocasiones incluso tras la primera y única crisis), el paciente se sentirá desasosegado, habiendo aumentando su nerviosismo a nivel global. 
 
Por otra parte, la mayoría de los pacientes presentan un gran temor a que se repitan los ataques y evitan los lugares en que se han producido, mermando así su autonomía y su autoestima. Afortunadamente hoy en día disponemos de tratamientos eficaces para aquellos que sufren de crisis de pánico.

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