Al comentar sobre el “Trastorno de Pánico” he mencionado “El grito” obra que suele ilustrar la mayoría de las reseñas sobre esta enfermedad.
Comparten este título hasta cinco obras del pintor noruego Edvard Munch: cuatro óleos realizados en 1893 y una litografía que fue hecha en 1895. La versión original del cuadro se exhibe en la Galería Nacional de Noruega en Oslo.
Edvard Much
Edvard Munch fue un pintor noruego perteneciente a la primera corriente expresionista, y a su vez su obra influyó poderosamente en el expresionismo alemán de principios de siglo XX.  Vivió entre 1863 y 1944, una vida atormentada y solitaria.
Nació en el seno de una familia burguesa y acomodada. Su padre, el Dr. Christian Munch, era médico militar y una persona de carácter rígido, dominado por obsesiones de tipo religioso y de quien recibió una educación muy severa. La madre de Edvard, murió víctima de la tuberculosis durante la infancia del pintor. También de tuberculosis falleció siendo niña una de sus hermanas. Años más tarde, su hermana predilecta, Laura, sería diagnosticada de una Psicosis Maníaco-Depresiva e internada en un psiquiátrico (recordemos que estamos a finales del siglo XIX).
La enfermedad, la muerte y la religiosidad obsesiva llenaron su infancia y su juventud y de todo ello surge una personalidad conflictiva y un tanto desequilibrada. Y esta desdichada infancia transcenderá a su obra.
Munch aspiraba a diseccionar el alma humana, y consigue transmitir la angustia, la soledad, la enfermedad, las obsesiones y la muerte… y también en erotismo. Creó un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reduciendo las formas a su expresión más esquemática y haciendo uso simbólico del color.
Hacia 1892, Edvard escribe en un diario una singular experiencia:
Paseaba por un sendero con dos amigos -el sol se puso- de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio -sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad- mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.
«La desesperación», E. Munch, 1892
Quiso plasmar esta experiencia, y así lo hizo en su pintura “La desesperación”. Sin embargo, no contento con el resultado pinta un nuevo cuadro, realizando algunos cambios. La figura en el primero es de un hombre vestido con sombrero de copa, que contempla el paisaje apoyado en una valla. En su obra posterior, sacrifica el realismo para conseguir el efecto de la auténtica desesperación que había experimentado. En su nuevo cuadro (que más tarde será llamado “El grito”) la figura masculina da paso a una figura más andrógina, que no tiene ninguna actitud contemplativa, y su rostro visto de frente trasluce un intenso y súbito sufrimiento.
Posiblemente por su carácter también obsesivo Munch realizó hasta cuatro versiones de “El grito”, y también la litografía (1895) para permitir su reproducción en diarios y revistas.
Una enfermedad ocular le obligó a dejar la pintura en 1930. Munch consiguió el reconocimiento de su obra en vida, asistiendo a numerosos homenajes. Sin embargo, durante la invasión nazi de Noruega, sus cuadros fueron retirados de museos y galerías por ser considerados escandalosos.
«El grito», E. Munch, 1893
Munch falleció en Oslo en enero de 1944, a los 81 años. Falleció solo tal como había vivido.
Dos de sus versiones de “El grito” han sido robadas (aunque posteriormente recuperadas). La obra principal, robada y recuperada en 1994. Sin embargo, la segunda versión, sustraída en 2004 del Museo Munch, aunque fue recuperada en 2006, sufrió daños irreparables en su coloración.

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