Bajo el lema “Mi salud: mi derecho” entre optimista y reividincativo, la OMS lo ha elegido para este año.

Sin embargo, ese derecho a la salud no está cubierto en el 50% de la población del planeta, que no tenía acceso a servicios esenciales de salud en 2021, según recoge la propia organización. A tres años vista, poco debe haber cambiado, si no empeorado…

Asimismo, leo en la prensa que se desea concienciar a la población de la posibilidad de una nueva pandemia a nivel mundial, no se sabe cuándo y cómo, pero se da por sentado que acaecerá de nuevo.

Sin embargo, tenemos ya varias epidemias, posiblemente no provocadas por virus, sino por los propios humanos:

  • Guerras, destrucción, muerte y exilio.
  • Crisis climática, con el empeoramiento que conlleva en las condiciones de vida de las personas.
  • La crisis de salud mental, especialmente en jóvenes.
  • La crisis social en la que estamos inmersos:
    • las personas ya no se definen por lo que son, sino por lo que tienen y por lo que muestran (frase oída en una serie sobre una estafa) que me ha parecido acertadísima para definir a nuestro mundo exhibicionista, interconectado a golpe de click, impaciente, frustrante, alarmado, donde se mezclan verdad y mentira, sin cabida para la reflexión, sin respeto a la opinión de los otros, enloquecido carrusel de nuestro vanidad (humana).