Los síntomas del sistema nervioso central son frecuentes tras haber sufrido el COVID-19. Dichas molestias no son siempre debidas al efecto directo del coronavirus y hasta el momento no se han evidenciado alteraciones funcionales o estructurales.

Por otra parte, todos los expertos predicen que en los próximos meses y años se sucederá un repunte de alteraciones psiquiátricas, tales como ansiedad, depresión, trastornos del sueño y estrés postraumático.

Recientemente se ha celebrado el II Congreso Nacional Multidisciplinar COVID-19 (solo siete meses después del primero) con el claro objetivo de promover mejor conocimiento común sobre la pandemia. En esta reunión se pusieron de manifiesto varios puntos:

  • En las bases de datos médicas, como PubMed se encuentran ya miles de publicaciones sobre la COVID-19 (en el momento del congreso a mediados de abril, casi 120.000) y posiblemente en los días transcurridos se habrá sobrepasado esta cifra.
  • Muy pocos de estos estudios abordan la fase posterior a la infección aguda, es decir, lo que ya se conoce como síndrome post-COVID, al que en el congreso (virtual, por supuesto, he olvidado mencionarlo) se dedicó una mesa en exclusiva: “Síndrome post-Covid ¿una nueva pandemia? La cual tuvo como principales conclusiones que la recuperación de esta infección no puede basarse sólo en la obtención de una PCR negativa o un alta hospitalaria. Se reseñó además la notable variación en duración, gravedad y fluctuación de estos síntomas, así como su importante efecto sobre la calidad de vida, la funcionalidad, el estado cognitivo y el estado de ánimo de las personas afectadas.

  • También se abordaron los aspectos psicológicos y psicopatológicos del síndrome post-COVID.  La psicopatología relacionada con las complicaciones neuropsiquiátricas es diversa y tiene que ver con distintos mecanismos tales como la inflamación, la disregulación inmune o incluso efectos yatrógénicos de la medicación. Entre las anomalías que persisten se incluyen la cefalea, la fatiga, mialgia o dolores musculares y síntomas ansioso-depresivos.
  • Refiriéndonos en concreto al incremento de alteraciones psiquiátricas que se han visto tras padecer esta infección (las mencionadas, ansiedad, depresión, pero también alteraciones del sueño o trastornos de estrés postraumático) son muy superiores a las descritas a las que aparecen tras sufrir otros virus (citomegalovirus, Epstein-Barr, por ejemplo).
  • También hay que tener en cuenta que las personas que han sufrido COVID-19 lo han hecho en el escenario de una pandemia general. Tanto infectados como no infectados hemos padecido una situación de indefensión, que se ha prolongado durante más de un año (y lo que se prolongará) a la vista de las noticias que nos llegan de otras partes del mundo. Todos hemos tenido un aluvión de información, difícil de procesar, alarmante y en muchas ocasiones contradictoria; todos hemos renunciado a nuestra vida cotidiana en alguna medida; muchos han sufrido y sufrirán consecuencias económicas que vaya a Vd. a saber como se resolverán; muchos han visto morir a seres queridos (bueno visto, visto a través de una pantalla, con la desazón de que no haya habido una despedida sino al contrario un duelo cercenado). Pienso también en los jóvenes que llegaban a su primer año universitario y que también lo han cursado en su mayor parte a través de pantallas y en soledad… con lo gozoso que era llegar a la Uni, compañeros nuevos, profesores nuevos, aprendizajes nuevos, y la cafetería de la facultad, auténtico club social donde conocí a mis mejores amigos y actuales colegas.
  • En cuanto al deterioro de salud mental (ansiedad, depresión, síntomas somáticos y disfunción social) en el personal sanitario fue del 54% e incluso hasta el 67% en las zonas con alta incidencia del virus. Los factores asociados fueron sexo femenino, antecedente previo de trastorno psíquico y la elevada percepción de poder transmitir la enfermedad.

Bueno, a ver si controlamos al virus, estando alerta  no solo la salud física sino de la salud psíquica, de todos y para todos. Y de paso, no nos olvidemos del planeta, nuestra casa.