Se puede afirmar de manera bastante categórica que el hecho de padecer o haber padecido cuadros clínicos de depresión y ansiedad no se asocia con una mayor probabilidad de sufrir cáncer, al menos para la mayoría de ellos.

Esto se puede concluir gracias a los resultados de un gran estudio de metaanálisis en el que se incluyeron los datos prospectivos de 320.000 personas realizado por el Consorcio Internacional de Factores Psicosociales e Incidencia de Cáncer (PSY-CA) y procedentes de estudios realizados en Países Bajos, Reino Unido, Noruega y Canadá. El número de personas analizadas fue de 3,2 millones al año y durante más de veintiséis años.

Se concluyó que los diagnósticos de depresión y ansiedad no mostraron asociación con los cánceres de mama, próstata, cáncer colorrectal y otros relacionados con el consumo de alcohol en general.

Una única excepción fue el cáncer de pulmón relacionado con el tabaquismo, que parece ser el nexo de unión entre depresión/ansiedad y este tipo de cáncer.

Estos hallazgos desafían una teoría común y popular de que la depresión y la ansiedad aumentan el riesgo de cáncer, por lo que estos datos son importantes para modificar este particular pensamiento.

Este hallazgo es importante para ayudar tanto a los pacientes como a los profesionales de salud a aliviar los sentimientos de temor de los pacientes que estén padeciendo depresión, ansiedad o cuadros de estrés, en que en si mismos estos no aumentan su riesgo a sufrir un cuadro oncológico. Y, por otra parte, la sensación de culpa de aquellos pacientes con cáncer y que hubieran tenido previamente un trastorno depresivo y/o ansioso no se culpabilicen por no haber sabido lidiar con este padecimiento y los riegos subsiguientes.

Sin embargo, también subrayaría la importancia de abordar los factores de riesgos de enfermedad (no solo del cáncer) como es el tabaquismo, que éste sí que está asociado al cáncer de pulmón y otros. Muchos de nuestros pacientes, cuando presentan síntomas de ansiedad o cuadros depresivos reinciden en el hábito tabáquico.

Otro aspecto de sentido común, es que los pacientes con cáncer pueden presentar síntomas de depresión, y estos pueden aparecer inmediatamente después del diagnóstico, pero también en cualquier momento durante e incluso al finalizar el tratamiento. Hay muchos factores psicológicos, el miedo a la enfermedad, la incerteza por el resultado, las continuas esperas de pruebas, el impacto en la vida del paciente y de los suyos, pero también hay que contar que algunos de los tratamientos necesarios para la recuperación pueden producir fatiga, cambios en el estado anímico y alteraciones desde una perspectiva fisiológica. Habitualmente, los equipos oncológicos cuentan con profesionales de salud mental para detectar estos síntomas y facilitar ayuda al paciente para lidiar con ellos, la que precise, normalmente una combinación de farmacología y psicoterapia. 

Pero en fin, la buena noticia es que los cuadros depresivos y/o ansiosos no parecen ser un factor de riesgo para el cáncer, excepto en aquellos relacionados con el tabaco. La idea de la asociación la he leído repetidamente pero sin una base científica o estadística clara.