Leído el “La Vanguardia” el 30 de abril (2013):

“Los Ángeles. (EFE).- La actriz Catherine Zeta-Jones, de 43 años y ganadora de un Óscar por «Chicago» (1), ingresó hoy en una clínica para tratar el desorden bipolar que padece, según informó la página web TMZ.
Zeta-Jones decidió someterse a una terapia de 30 días para prevenir un empeoramiento de su enfermedad.
«Es una medida proactiva, de mantenimiento», aseguró un testimonio anónimo citado por este portal de noticias sobre la vida de los famosos.
La intérprete ya había pasado una temporada en un centro de salud mental en 2011 debido al trastorno bipolar tipo 2 que sufre.
Según el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, esta enfermedad se caracteriza por períodos alternos «de niveles elevados de energía e impulsividad que no son tan extremos como la manía» seguidos por «episodios de depresión».
  
Y al leer la noticia me asalta una sensación ambivalente:
La hermosa Catherine Zeta Jones

Por una parte, creo que Catherine Zeta-Jones, y por supuesto, TODAS las personas tienen derecho a que las circunstancias que afecten a su salud se mantengan en un ámbito estrictamente privado es decir, derecho a la intimidad (2).   La actriz es una persona conocida, o pública (que poco me gusta este término), pero lo es por su trabajo, no por sus dolencias, a las que insisto tiene derecho a padecer en la intimidad. No porque sea responsable o culpable de padecerlas, sino porque son acontecimientos que le afectan solo a ella y a su entorno más cercano.

Por otra parte, las noticias en las que se detalla que algún famoso sufre algún tipo de enfermedad psíquica, pueden tener un efecto de divulgación y normalización sobre estos diagnósticos, ya que como vemos la noticia se acompaña una breve reseña del NIMH “National Institut of Mental Health”, acerca del “Trastorno Bipolar tipo II (3).  Quizá esto ayude a eliminar el estigma que todavía representan los trastornos mentales.
  
(1) Chicago, 2002. Excelente (a mi entender) película musical dirigida por Rob Marshall. Catherine Zeta-Jones interpreta el papel de Velma Kelly, ambientada en el Chicago de los años 20, donde lo más importante es el jazz y la notoriedad… aunque se haya conseguido a través del crimen. Está basada en la obra musical de Broadway del mismo título, estrenada en 1975, con letra de Fred Ebb y música del compositor John Kander.

Cartel del film «Chicago», 2002
(2) El derecho a la intimidad está consignado en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, y en el artículo 17 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.
(3) Trastorno Bipolar
Es el diagnóstico psiquiátrico caracterizado por la presencia de episodios reiterados de euforia y depresión, entre los cuales son frecuentes los períodos asintomáticos.
Las oscilaciones del ánimo en el Trastorno Bipolar

En los períodos de euforia existe una elevación de la energía con hiperactividad, taquipsiquia (aceleración del pensamiento) e hipertimia (un estado de ánimo elevado y expansivo). Estos períodos de euforia pueden ser de gran intensidad, denominándose “fase maníaca”. En ésta la cualidad expansiva del estado de ánimo provoca un entusiasmo incesante y un constante deseo de implicación con cualquier aspecto del entorno, así como un aumento de la autoestima, con total falta de autocrítica e incluso una exagerada grandiosidad que puede llegar a ser delirante.

En los períodos de depresión el estado de ánimo es bajo, con pérdida de la energía y disminución de las capacidades cognitivas.
Obviamente no estoy hablando de las oscilaciones comunes del estado de ánimo que pueden experimentar todas las personas.
Dentro del diagnóstico se consideran varios subtipos, entre estos el subtipo II, los períodos de euforia son menos intensos (se denominan hipomanía).

[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]