6 hábitos nocivos para nuestra capacidad cognitiva.

Vivimos en una sociedad que está muy pendiente del rendimiento, de las metas y objetivos que tenemos que alcanzar, tanto de forma colectiva como individualmente.Y, sin embargo, cada día hacemos cosas que disminuyen nuestra inteligencia, al poner en riesgo la homeostasis de nuestro sistema nervioso central.

La disminución de las habilidades cognitivas puede ser muy sutil, pero irán mermando nuestra capacidad de control, y por añadidura, aumentando el estrés al que la sociedad o nosotros mismos nos somete diariamente.

Veamos ¿cómo dañamos nuestro intelecto?

1. A través de una dieta rica en grasas saturadas y azúcares.

La flexibilidad cognitiva es la capacidad de adaptación y ajuste a situaciones nuevas y cambiantes. Una dieta con alto contenido en grasas saturadas, disminuye la flexibilidad cognitiva. Se ha demostrado-al menos en roedores- y el efecto se apreciaba según las pruebas de laboratorio a que eran sometidos las cobayas en cuatro semanas. (Magnusson et al., 2015. Neuroscience).

Asimismo, si bien la glucosa es precisa para el cerebro, una dieta con un altísimo contenido en azúcares también es perjudicial.

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Dieta rica en grasas y azúcares: peligro para el cerebro

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Dieta mediterránea: la más saludable

Los autores (Floël y colaboradores) de este estudio realizado en la alemana Universidad de Halle en Berlín, aducen que un exceso de azúcar puede tener un efecto tóxico en el cerebro, especialmente en los centros de memoria, debido a que los glúcidos pueden producir alteraciones en las vías intracelulares de segundo mensajero.

Todos los nutrientes son precisos: grasas, carbohidratos, proteínas y sales minerales. Pero la dieta debe ser equilibrada, como lo es la dieta mediterránea.

2. La multitarea

Nos referimos al uso de ordenadores portátiles, teléfonos y dispositivos de medios, realizando y ejecutando varias tareas diferentes, produce el sorprendente efecto de “reducir” estructuras cerebrales.

La multitarea podría incluir escuchar música (y especialmente música atronadora) mientras se juega a un video-juego o se ve la televisión mientras se completan las tareas escolares, o telefonear mientras se lee el periódico (solo como muestra, seguro que a cualquiera se nos ocurren más ejemplos).

Pues bien, en un estudio también muy reciente… las personas que suelen practicar la “multitarea” presentan menor densidad de la sustancia gris en la corteza frontal, concretamente en el cortex cingulado anterior (área llamada ACC).  Esta área del cerebro está asociada con el control cognitivo y emocional.

Los propios autores del estudio (Loch y Kanai, 2014, del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College London) confiesan que el mecanismo exacto para dichos cambios no está aclarado. Lanzan la hipótesis de que las personas con menor densidad de ACC sean mas susceptibles a involucrarse en varias tareas a la vez al tener menores habilidades de regulación cognitiva o socio-emocional. Pero asimismo reconocen que -de forma inversa- sea posible que los altos niveles de exposición a situaciones multitareas de lugar a cambios estructurales en el cortex cingulado.

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¿Mejoramos así nuestro rendimiento?

3. La búsqueda en Google

Buscar una información en internet tiene un doble efecto:

  • Limitamos nuestros esfuerzos de memoria, ya que obtenemos la información (que posiblemente ya sabíamos) sin ningún esfuerzo.
  • Nos crea la falsa ilusión de conocimiento, al confundir la fuente externa con nuestro propio conocimiento.

Recogido en un trabajo de Fisher y colaboradores, publicado en 2015 en la revista Journal of Experimental Psychology.

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«Menos mal que Google lo sabe todo»

4. La falta de sueño es letal para las habilidades cognitivas

La falta de sueño es uno de los elementos que más condiciona el empeoramiento de nuestra capacidad cognitiva, esta es una circunstancia que todos hemos experimentado.

La atención y concentración decaen. La capacidad de planificación se resiente. La memoria a corto plazo está disminuida, así como también la memoria de consolidación. Asimismo, tiene efectos comportamentales curiosos: consolida hábitos, pero no “buenos hábitos”, y tendemos a pensar y ejecutar opciones más arriesgadas por el propio cansancio. Pero posiblemente el peor de los efectos es que la falta de sueño produce una disminución de la sustancia blanca integrativa cerebral.

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Todos lo hemos experimentado…

5. Estrés y agotamiento tienen un impacto negativo en el rendimiento intelectual.

Las situaciones de estrés, sobre todo aquellas en la que el estrés es sostenido, producen en el individuo que las padece una sensación de sentirse sobrepasado, que normalmente se traduce en un agotamiento intenso, aunque diferente al que nos encontramos tras realizar un ejercicio físico.

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La correlación entre fatiga física y fatiga psíquica

Las personas que padecen estrés, se sientes sobrepasadas y con una continua sensación de pérdida de control de su propia actuación y de su entorno. Y ello conlleva a un impacto muy negativo en el rendimiento intelectual, que potenciará la sensación aludida de falta de capacidad, cerrándose así un círculo vicioso perverso.

Se ha estudiado también el efecto de la fatiga mental sobre la fatiga física, concluyéndose que existe una clara interacción.

Desde luego, estos hábitos pueden y deben modificarse. Y también podemos incorporar tareas o nuevos hábitos para mejorar aquello que llamamos  “inteligencia”. rubik