En el último medio año, los trabajadores de la salud, médicos y resto del personal se han enfrentado a una situación sin precedentes: la pandemia de COVID-19.

Ya lo he mencionado anteriormente, esta situación ha llevado a trabajar a los sanitarios en condiciones extremas, así como a la toma de decisiones bajo una presión excesiva. Además, todo ello se ha vivido en el apogeo (creo) de las redes sociales en medio de una infodemia creciente de la cual, los propios médicos también han sido blanco.

Al hacernse cargo de pacientes con COVID-19, los médicos y el equipo de profesionales de la salud en general se han visto expuestos a diversos agresores para la salud mental, entre ellos:

  • El temor al contagio y a que ellos mismos contagien a miembros de su familia.
  • Falta de equipos de protección personal, con la subsiguiente ansiedad que ello generaba (en estos momentos resuelto este tema). 
  • Participación en cuidados de salud que no forman parte del área de conocimiento de cada especialista. 
  • Condiciones subóptimas de trabajo. 
  • Cansancio físico y mental. 
  • Alteración de los ciclos sueño y vigilia. 
  • Sensación de incertidumbre (compartida por casi toda la población). 
  • Rechazo y agresión por determinados segmentos de la sociedad.
  • La infodemia. 

 

¿Qué es INFODEMIA?

Se trata de un neologismo usado para describir la sobreabundante y rápida propagación de información -tanto verdadera como falsa- sobre un tema determinado, en este caso la crisis del coronavirus.

Por ejemplo, la OMS en su página oficial responde a una serie de afirmaciones que se han hecho acerca de la infección…

Algunas son tan “curiosas” como:

Beber metanol, etanol o lejía NO previene ni cura la COVID-19 y puede ser extremadamente peligroso (aunque presidencial recomendación es una total imprudencia)

O bien

Las redes 5G de telefonía móvil NO propagan la COVID-19.

Lo que es bien cierto es que hemos leído en prensa tal cantidad de información, acerca del virus, de la inmunidad, de cuanto persistiría esta, del futuro y esperado rebrote del otoño y un larguísimo etcétera, que más que informar, aturde y satura.

Volviendo al personas sanitario, hay otros factores de riesgo muy específicos que pueden (y de hecho ya se ha comprobado) que afectan a la salud mental:

  • El estrés psicológico que resulta de las acciones (o su ausencia) que atentan contra nuestro código ético o moral.
  • El aislamiento social es un factor de riesgo para  trastornos depresivos o de ansiedad e incluso abuso de sustancias. 

Ya se ha publicado que más del 70% del personas sanitario de nuestro país ha sufrido síntomas de estrés, la mayoría con insomnio, cuadros de ansiedad y también sintomatología depresiva. 

 

Por otra parte, observo a las personas en la calle. Es un principio de verano caluroso y mi impresión es de una cierta despreocupación. Como si existieran dos realidades, la de los meses atrás con el confinamiento y el estado de alarma y la del día a día.

Algo creo que nos ha enseñado la pandemia: no anticipar, no programar. ¿Quién nos iba a decir a primeros de año todo lo que hemos vivido en este semestre? Asimismo, creo que a la mayoría de mis pacientes el confinamiento “les ha sentado bien” al menos durante un tiempo. Una sensación de burbuja protectora, con toda la familia bajo el mismo techo, la seguridad del clan. Incluso casi todo el mundo me dice que los niños lo han llevado muy bien, algunos mayorcetes gracias al smartphone y al Fortnite.

Asimismo, me pregunto si aprenderemos algo para nuestro estilo de vida, si aprenderemos a valorar a todos los que trabajan para nuestra salud (no hace falta aplaudirles, solo valorarles y respetarles).

También me pregunto si seguiremos siendo solidarios con nuestros vecinos mayores.

Si valoraremos las cosas chiquititas del día a día como pequeños regalitos de la vida.

Si les dedicaremos el mismo tiempo a nuestros niños, que han estado encantadísimos con sus papis en casa.

Si nos daremos cuenta qué aburrirse un poco no está tan mal, que nos da tiempo para pensar, reflexionar y decidir.

 

Y por último, una recomendación: no olvidemos que el virus no se ha eliminado, por lo que me permito parafrasear al Sargento Esterhaus en una antiquísima serie de TV (se emitió entre 1981 y 1986) Hill Street Blues

“Tengan cuidado ahí afuera”