Parece ser que entre los efectos generales del COVID-19 también existe la posibilidad de sufrir trastornos neurológicos y psiquiátricos. Un grupo extenso de investigadores británicos firman un artículo que se publicó el pasado 8 de julio en la revista Brain.

Estos autores crearon una unidad el pasado marzo, centrada en detectar y estudiar los casos de COVID-19 que cursaban con problemas neurológicos. Ya se ha descrito de forma exhaustiva que a pesar de tratarse de una enfermedad respiratoria su impacto va mucho más allá de este sistema. El trabajo publicado se ha elaborado con 43 pacientes de los 16 hasta los 85 años. Se trata de un estudio descriptivo para identificar las alteraciones que provocaba en sistema nervioso central.

Los autores los han clasificado en cinco categorías:

  • Encefalopatías con delirios y psicosis
  • Procesos inflamatorios del sistema nervioso central
    • Tipo encefalitis autoinmune
    • ADEM, encefalomielitis aguda diseminada que habitualmente se produce en gente joven y en estos casos de infección por coronavirus podía presentarse a cualquier edad.
  • Accidentes cerebrovasculares como el ictus
  • Trastornos neurológicos en sistema nervioso periférico
  • Un grupo residual sin una clara definición

El estudio no ha hallado una relación entre la gravedad de la COVID y los síntomas de tipo neurológico, pero alrededor del 35% (según un documento de la Sociedad Española de Neurología) de los afectados por COVID pueden sufrir algún tipo de síntomas neurológico.

El mecanismo de acción por el que el virus ataca a las células propias del sistema nervioso central (y periférico) no está bien delimitado. Parece ser que no es una acción directa del virus sobre el cerebro, de hecho, en el estudio no se detectó la presencia del virus intracerebral, sino por diferentes fisiopatologías:

  • La afectación de las células endoteliales de vasos sanguíneos, o bien pulmonares o de aquellas arterias que llegan hasta el cerebro, facilitándose así la formación de trombos que producen accidentes vasculares cerebrales.
  • Los bajos niveles de oxígeno en pacientes con neumonía grave, y que pueden dar origen a encefalopatías.
  • Una exagerada respuesta autoinmune, puesta en marcha por la presencia del virus, que además que ataque a las propias células nerviosas. La “famosa” tormenta de citoquinas que puede afectar a la barrera hematoencefálica.

Cada día se van publicando datos y se averigua un poco más de esta infección que parece nos acompañará durante un tiempo.

Prudencia, debemos continuar con nuestra vida, pero sin ponerla en peligro. Oigo muchas quejas por la “molesta” mascarilla, creo que más molesto es enfermar o que alguien enferme por nuestro descuido.