Ruinas del Templo Romano de Claudio Marcelo en Córdoba


SÉNECA

Lucio Anneo Séneca, (Corduba 4 a.C.-Roma 65 d.C.) fue un filósofo, político, orador y escritor romano, conocido por sus obras de carácter moralista. Ejerció diversos cargos públicos como Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano, durante los gobiernos de buena parte de los emperadores de la familia Julia-Claudia: Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, del que además fue tutor y ministro.

Estatua de Séneca en
la Puerta de Almodóvar (Córdoba) 

Séneca, gran pensador destacó también como orador. De tendencia moralista, ha pasado a la historia como el máximo exponente del estoicismo, difícil postura tras la pérdida de valores de la República Romana, ya que esta sociedad había perdido los valores de sus antepasados buscando el placer en lo material y mundano.
En el año 54 a.C. tras la muerte del emperador Claudio, su sobrino-nieto (e hijastro) Nerón de 17 años subió al poder. Séneca fue nombrado consejero político y ministro, gobernando “de facto” el imperio junto con el militar Sexto Afranio Burro, durante unos ocho años siendo un período de política basada en el compromiso y la democracia. 





Séneca instruyendo a Nerón, obra del escultor Eduardo Barrón


No obstante, Nerón se zafó de la benigna influencia de Séneca, las intrigas palaciegas de esa época (que se zanjaban con asesinatos y acusaciones) y aunque se retiró de la vida pública finalmente fue acusado de conjurar contra el emperador, y en medio de la vorágine de amenazas y terror se suicidó (costumbre romana para evitar el deshonor y la ruina de la familia si alguien era condenado). 

«La muerte de Séneca»  de Luca Giordano
Lo cual nos demuestra que no sólo ha de haber un buen maestro, sino un buen pupilo. 
Las obras de Séneca pueden dividirse en: los Diálogos Morales, las Cartas, las Tragedias y los Epigramas, donde se recoge su pensamiento filosófico, ya que no escribió una obra sistemática como tal. 

Su pensamiento influyó en el humanismo y demás corrientes renacentistas, especialmente la afirmación de la igualdad de los hombres, el consejo de una vida sobria y moderada como forma de hallar la felicidad, su desprecio a la superstición, sus opiniones antropocentristas.

En la actualidad su obra ha caído en el olvido, a pesar de la vigencia y lo asequible de sus ideas. Veamos algunos de sus aforismos (desde luego, grandes consejos, constituyen un gran manual de autoayuda):

Desde la Antigüedad romana, un libro de «autoayuda»

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy” 

“En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti”

“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”

“La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte”

“El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto”

“El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera”

“La naturaleza nos ha dado las semillas del conocimiento, no el conocimiento mismo”

“Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor”

“Teméis todas las cosas como mortales y todas las deseáis como inmortales”

“Es tan grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale la pena arriesgarse a hacer un ingrato”

“No es pobre el que tiene poco sino el que mucho desea”

“Mostrarse asustado sin motivo aparente es dar a conocer que se tiene razón de temer”

“Lo que has de decir, antes de decirlo a otro, dítelo a ti mismo”

“La voluntad es lo que da valor a las cosas pequeñas”

“Considera las contrariedades como un ejercicio”

“El que teme es un esclavo”

“En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido”

“Desdichado el que por tal se tiene”