La adicción a droga –a cualquiera de ellas- es un trastorno crónico y recidivante, que se caracteriza por la pérdida del control sobre el uso de una sustancia que pasa a ocupar un lugar preferencial en la vida del individuo.

En las adicciones se alteran los mecanismos de control de la conducta, especialmente los que atañen al control motivacional y emocional. Intentaré revisar el papel que ejercen en la adicción las estructuras del encéfalo que participan en la organización de las conductas motivadas, y que se agrupan bajo el nombre genérico de sistema límbico.

Sistema límbico

adiccion Paul_Broca

El anatomista francés Paul Broca, que acuñó el término sistema límbico (en el borde)

Se conoce como sistema límbico a una serie de estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas ante determinados estímulos. Representan la base neuroanatómica de una variedad de funciones, que incluyen las emociones, la motivación, la memoria a largo plazo y el olfato. Por tanto, la vida emocional se encuentra regulada en gran parte por este sistema que también tiene mucho que ver en la formación de recuerdos.

Componentes anatómicos del sistema límbico

adicción límbicoEl sistema límbico fue originalmente definido en 1878 por el anatomista francés Paul Broca como una serie de estructuras corticales que rodean el límite entre los hemisferios cerebrales y el tronco cerebral, de ahí su nombre: la frontera o el limbo del cerebro. Estudios posteriores asociaron estas áreas definidas por Broca con procesos emocionales y motivacionales y las vincularon a otros componentes subcorticales, que también fueron agrupados en el sistema límbico. Por lo tanto, la definición de las estructuras anatómicas que forman parte de este sistema ya es un tema controvertido de por sí. Se consideran que forman parte de él:

  • Áreas corticales:
    • Lóbulo límbico
    • Córtex orbitofrontal (región involucrada en el proceso de toma de decisiones).
    • Córtex piriforme, que es parte del sistema olfativo.
    • Córtex entorinal, relacionado con la memoria y componentes asociativos.
    • Hipocampo y estructuras asociadas.
    • Fornix, una estructura de materia blanca que conecta el hipocampo con otras estructuras cerebrales.
  • Áreas subcorticales:
    • Núcleo septal
    • Amígdala, localizada en la profundidad del lóbulo temporal y claramente relacionada con procesos emocionales.
    • Núcleo accumbens, involucrado en mecanismos de recompensa, placer y adicción.
  • Estructuras diencefálicas:
    • Hipotálamo, que a través de sus múltiples conexiones regula gran cantidad de procesos autonómicos.
    • Cuerpos mamilares
    • Núcleo anterior del tálamo

Sistema límbico y circuito de recompensa:

El sistema límbico contiene el circuito de recompensas del cerebro, también llamado circuito límbico-motor, que está formado principalmente por dos estructuras:

  • Área tegmental ventral (VTA) del mesencéfalo.
  • Núcleo accumbens (NAc) del encéfalo.

Este circuito de recompensa funciona con base en dos estructuras, la neuroanatómica como las mencionadas y la neuroquímica, representada por cuatro sistemas primarios de sustancias neurotransmisoras: dopamina, serotonina, péptidos opioides y GABA.

Este circuito de recompensa que vincula una serie de estructuras cerebrales, en los mamíferos regula la capacidad de sentir placer, y con ello motiva a la repetición de comportamientos que son fundamentales para la existencia (como puede ser el comer o socializarse).

Sin embargo, este circuito de recompensa también puede activarse mediante drogas adictivas, ya que se ha visto que células dopaminérgicas del área tegmental ventral del mesencéfalo se proyectan al núcleo accumbens de los ganglios basales, hacia el sistema límbico y la corteza frontal, lo cual sugiere que estas regiones cerebrales pueden desempeñar un papel en la adicción.

adicción sistema-recompensa-cerebro-s-620x349

 

Otro aspecto, la comunicación intracerebral:

El cerebro es un gran ordenador central formado por miles de millones de células nerviosas (neuronas). Se calcula que un cerebro humano adulto posee entre ochenta y seis mil a cien mil millones de células, en cifras es impresionanate: 100.000.000.000 neuronas (o en notación matemática 1011). Todavía más impresionante es la cantidad de sinapsis (zonas de comunicación interneuronales), que sería de 1014.

La comunicación de neurona a neurona se realiza a través de sustancias químicas, llamadas neurotransmisores, que una vez que se unen a los receptores de membrana (sitios especializados en la neurona) operan como si fuera un sistema de “llave y cerradura” formando un mecanismo sumamente específico que asegura que cada receptor solo enviará el mensaje apropiado después de interactuar con el tipo correcto de neurotransmisor.

Por último, los transportadores que se sitúan en la neurona que libera el neurotransmisor funcionan como un reciclador, ya que traen de vuelta este mensajero a la neurona que lo liberó apagando de este modo la señal entre las neuronas.

adicción neuronas conectadas

No son estrellas, son neuronas interconectadas

¿Cómo afectan las drogas al cerebro?

Drogas y comunicación cerebral:

Las drogas son sustancias químicas que afectan el cerebro al penetrar en su sistema de comunicación e interferir con la manera en que las neuronas normalmente envían, reciben y procesan la información:

  • Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, pueden activar las neuronas porque su estructura química imita la de un neurotransmisor natural. Esta similitud en la estructura “engaña” a los receptores y permite que las drogas se adhieran a las neuronas y las activen. Aunque estas drogas imitan a las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que lo hace un neurotransmisor natural, y conducen a mensajes anómalos que se transmiten a través de la red.
  • Otras sustancias, como las anfetaminas o la cocaína, pueden causar que las neuronas liberen cantidades inusualmente grandes de neurotransmisores naturales o pueden prevenir el reciclaje normal de estas sustancias químicas del cerebro. Esta alteración produce un mensaje amplificado en gran medida, que en última instancia interrumpe los canales de comunicación.

Drogas y circuito de recompensa:

La mayoría de las drogas adictivas, directa o indirectamente, atacan al sistema de recompensas del cerebro, inundando el circuito con dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que se encuentra en las regiones del cerebro que regulan el movimiento, la emoción, la motivación y los sentimientos de placer. Cuando se activa a niveles normales, este sistema recompensa nuestros comportamientos naturales.

Sin embargo, la sobre-estimulación del sistema con drogas produce efectos de euforia, que refuerzan fuertemente el consumo y le “enseñan” al usuario a repetirlo. La mayoría de las drogas adictivas atacan el sistema de recompensas del cerebro, llenándolo de dopamina.

Drogas y aprendizaje del consumo:

adicció aprendizaje social

En el consumo de drogas existe un fuerte componente de aprendizaje social

Nuestros cerebros están conectados para garantizar que repitamos las actividades vitales al asociar estas actividades con el placer o la recompensa. Cada vez que se activa este circuito de recompensa, el cerebro nota que está sucediendo algo importante que necesita recordar y nos enseña a hacerlo una y otra vez sin pensar en ello. Debido a que las drogas adictivas estimulan el mismo circuito, aprendemos a abusar de las drogas de la misma manera.

¿Por qué las drogas son más adictivas que las recompensas naturales?

Algunas drogas adictivas pueden liberar una cantidad de dopamina entre dos y diez veces superior que la que se libera como recompensa por actividades naturales (como comer o mantener una relación sexual).

En algunos casos, y en función de la vía de administración (especialmente si es por inhalación o por vía endovenosa) este efecto ocurre casi de inmediato y además sus efectos se prolongan mas que los de las “gratificaciones naturales”.

adicción esclavitud

Así se produce un efecto intensísimo sobre el circuito de recompensa, siendo tan poderoso que se produce una fuerte motivación para el consumo. Es decir, los aprendizajes de consumo se consolidan de forma fuerte y rápida.

Cerebro y consumo de drogas a largo plazo:

Los investigadores sobre los aspectos bioquímicos de la adicción establecen la siguiente analogía para ilustrar las diferencias entre las recompensas naturales y las recompensas producidas por las drogas: la diferencia entre alguien que susurra al oído y alguien que grita con un megáfono.adicción cerebro megáfono

Así como rechazamos el volumen demasiado alto de una radio, el cerebro se ajusta a las oleadas abrumadoras de dopamina (y otros neurotransmisores), produciendo menos dopamina o disminuyendo el número de receptores que pueden recibir señales. Como resultado, el impacto de la dopamina sobre el circuito de recompensas del cerebro de una persona que abusa de las drogas puede llegar a ser anormalmente bajo y se reduce la capacidad de esa persona de experimentar cualquier tipo de placer.

Por ello, una persona que abusa de las drogas puede sentirse como “anestesiada”, sin vida o deprimida, siendo incapaz de disfrutar de cosas que antes le resultaban placenteras. Esta persona necesita seguir consumiendo el tóxico una y otra vez para tratar de que su función dopaminérgica regrese a la normalidad (evidentemente sin conocer este hecho). Este mantenimiento del consumo no sólo empeora el problema como un círculo vicioso, sino que la persona tendrá que consumir mayores cantidades para satisfacer el efecto deseado, es decir, ha establecido una tolerancia a los efectos de la droga.

Además, se sabe que el mismo tipo de mecanismo implicado en el desarrollo de la tolerancia pueden finalmente conducir a cambios profundos en las neuronas y los circuitos del cerebro, con el potencial de comprometer seriamente la salud del cerebro a largo plazo:

  • Como ejemplo, el glutamato es otro neurotransmisor que influye en el circuito de recompensas y en la capacidad de aprender. Cuando la concentración óptima del glutamato se ve alterada por el abuso de drogas, el cerebro intenta compensar este cambio, lo que puede causar un deterioro de la función cognitiva.
  • Asimismo, el abuso de drogas a largo plazo puede desencadenar adaptaciones en los sistemas de memoria no conscientes o habituales. El condicionamiento es un ejemplo de este tipo de aprendizaje, donde ciertos indicios en el entorno o las rutinas de una persona se asocian con la experiencia de la droga y pueden disparar deseos incontrolables cada vez que la persona está expuesta a estos indicios, aun cuando la droga en sí no está disponible. Este “reflejo” aprendido es extremadamente durable y puede afectar a una persona que alguna vez consumió drogas incluso después de muchos años de abstinencia.
  • La exposición crónica a las drogas adictivas altera la forma en que las estructuras cerebrales críticas interactúan para controlar e inhibir las conductas relacionadas con el consumo de drogas. Al igual que el abuso continuo puede llevar a la tolerancia o la necesidad de dosis más altas de drogas para producir un efecto, también puede llevar a la adicción, lo que lleva a un petencial adicto a  a buscar y consumir drogas de forma compulsiva. La adicción a las drogas merma el autocontrol y la capacidad de una persona de tomar decisiones acertadas, a la vez que produce impulsos intensos de consumir drogas.

 

«Fumador de opio» (Mariano Fortuny, 1869)

La obra que ilustra este entrada es el «Fumador de opio». Se trata de una acuarela con tinta que muestra a un hombre mayor, estirado y con el torso desnudo que se apoya en su brazo mientras fuma opio. Al fondo una colorida alfombra delata que esta obra fue inspirada durante el período en que el pintor fue enviado a Marruecos por la Diputación de Barcelona como cronista gráfico del conflicto bélico entre España  el sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860. Fortuny realiza la misión de «corresponsal gráfico de la guerra» pero también queda encandilado por la luz y el pintoresquismo de sus gentes.

Se dice que el opio se ha utilizado para fines recreativos a partir del siglo XIV en las sociedades musulmanas. Los testimonios otomanos y europeos confirman que desde el siglo XVI al siglo XIX se consumió el opio de Anatolia en Constantinopla, el Magreb y fue exportado a Europa (antes que llegara el opio producido en China). Su consumo era muy común a mediados del siglo XIX… de hecho Fortuny, pintó dos acuarelas con este título:

Fortuny_Fumador_d'opi

«Fumador de opio» Mariano Fortuny, 1867

 A pesar de que el éxito comercial de su obra le encumbró, Fortuny sufrió una importante depresión, falleciendo muy joven, a los treinta y seis años, víctima de una hemorragia digestiva.