Me hacen una serie de preguntas para una revista de divulgación de las llamadas “femeninas”. Estas son las preguntas y mis respuestas. Supongo que al publicarse el artículo no se puede verter todo el contenido por razones de espacio.

1.- ¿Por qué se ha disparado el consumo de ansiolíticos en España?

Fármacos ansiolíticos son todos aquellos que reducen la ansiedad: barbitúricos, meprobamatos, benzodiacepinas y sus análogos, antihistamínicosderivados de difenilmetano, algunos antidepresivos, neurolépticos, simpaticolíticos como los alfa-bloqueantes y beta-bloqueantes, algunos antiepilépticos y productos de fitoterapia, es decir se trata de  un amplísimo grupo farmacológico. Sin embargo, a efectos prácticos y de uso hablaremos de las benzodiacepinas, que es el grupo más ampliamente utilizado.

Las benzodiacepinas, son fármacos cuya estructura química está formada por tres anillos, con dos moléculas de nitrógeno en las posiciones 1 y 4 del anillo B (1,4 benzodiacepinas) o 1 y 5 de dicho anillo (1,5 benzodiacepinas). Estos productos se diferencian entre sí por sus características farmacocinéticas (como las procesa el organismo) pero sus propiedades farmacodinámicas (lo que la sustancia realiza en el organismo) son similares. Constan de cuatro efectos terapéuticos bien descritos: una acción ansiolítica, un efecto sedante, una acción miorrelajante y también un efecto anticonvulsivante.

320px-Diazepam

Estructura química del diacepam

En España, hasta los años 90, el consumo de estos fármacos era considerado bajo, sin embargo en la última década del siglo XX se incrementó notablemente su utilización y esta ha aumentado aún más en los últimos quince años, según avalan varios estudios prospectivos y la propia Agencia Española del Medicamento.

El consumo se mide a través de lo que se denomina DDD/1000/habitantes/día, es una medida sobre las unidades de consumo de mil habitantes en 24 horas. Veamos un resumen de estos datos:

Datos Consumo

                                                             Año 1992                             Año 2002                               Año 2013

DDD/1000 hab/día                            32,73                                      62,02                                        89,03

Encuesta % uso en población general                                                                                         11,4%

Aunque parezca que este incremento es alarmante, hay que tener en cuenta que las benzodiacepinas se utilizan en múltiples enfermedades, tanto psiquiátricas como en medicina general y otras especialidades, como tratamiento coadyuvante de otras tantas patologías y síntomas:

  • Patología psíquica:
  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno de ansiedad generalizada
  • Trastorno por crisis de pánico
  • Agorafobia
  • Fobias simples
  • Fobia social
  • Trastornos depresivos (tratamiento coadyuvante)
  • Trastorno mixto ansioso-depresivo
  • Para paliar síntomas como el insomnio o la intranquilidad en formas de depresión graves
  • Tratamientos coadyuvantes en trastorno bipolar, trastorno esquizofrénico, trastorno obsesivo-compulsivo
  • Insomnios, con o sin patología asociada
  • Tratamientos de desintoxicación y deshabituación a sustancias, especialmente del alcohol
  • Trastornos de somatización…

Entre otras entidades, por no hacer una exhaustiva pormenorización. Además, se utilizan ampliamente en patología médica:

o            Prevención en patología cardiológica

o            En asociación en múltiples patologías osteoarticulares

o            En asociación en patologías digestivas o distonías neurovegetativas

o            En estatus epiléptico

o            Uso previo a la cirugía

Veamos, cual es la prevalencia en España de las dos grandes categorías diagnósticas en las que es probable que se receten benzodiacepinas, ansiedad y depresión:

  • Para el total de las formas de ansiedad, se calcula un 14%
  • Para los cuadros depresivos entre un 4 y un 5%.

Es decir, casi llegamos a un 20% de la población general. Por tanto, ya no parecen tan alarmantes las cifras de consumo de benzodiacepinas ¿verdad?  

No obstante, sí que debemos tener presente tengamos presente que la mayor parte de los adultos ha consumido de forma esporádica alguna benzodiacepina para el tratamiento de múltiples problemas. A pesar de ser fármacos que deben ser dispensados con receta médica, exhiben un amplio componente de autonomía en su uso, a través de prescripción inducida (“me lo recomendó alguien que las toma”) e incluso existe una tendencia al  mantenimiento del consumo fuera del período por el que fueron recetadas (a ello, en parte, y sin ánimo de crítica ha contribuido la rutina de la “receta electrónica”).

Desde mi punto de vista diferenciaría entre la prescripción necesaria y controlada y el uso indiscriminado de ansiolíticos, que puede ser un signo de medicalización de problemas personales, sociales y económicos, y que deberían abordarse desde otra manera, desde cambios de conducta a un reajuste de las expectativas vitales.

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Se ha especulado que la prolongada crisis económica y los consecuentes problemas de adaptación y los cuadros depresivo-ansiosos que tal situación ha generado han sido un factor muy importante para el incremento de ansiolíticos, pues este no solo se ha producido en nuestro país, sino también en toda la Europa meridional.

No obstante, ya desde 1990 se apreciaba ese incremento, aquí podríamos atribuirlas a dos causas, una positiva y otra negativa:

  • La positiva: El aumento de la red asistencial de salud mental que se produjo a finales del siglo pasado, hizo que fuera más accesible la atención psiquiátrica a la población, se diagnosticó más y se prescribió más.
  • La negativa: El incremento del estrés y de la vida acelerada, que se produjo con la llegada de nuestro país a la “meta” de sociedad plenamente desarrollada.

2.- ¿Cuál es el riesgo de su abuso? ¿Crean dependencia?

Las benzodiacepinas son muy consumidas, pero tienen “mala fama” yo diría que “muy mala fama” ya que se habla continuamente del riesgo de dependencia. La realidad es que estos fármacos son muy seguros, tanto por el amplio margen entre dosis terapéutica y la dosis tóxica, y porque la experiencia clínica a lo largo de más de sesenta y cinco años ha demostrado que la mayoría de los pacientes bajo supervisión los utilizan por largos períodos de tiempo sin presentar problemas sustanciales.

De hecho, se ha demostrado que el principal componente de la dependencia a las benzodiacepinas es comportamental (a excepción de aquellos productos que tienen una vida media muy corta) y pueden retirarse sin problemas. No suelen presentar fenómeno de tolerancia (necesidad de incrementar la dosis para mantener el efecto terapéutico).

Por otra parte, los pacientes con ansiedad suelen tener una conducta muy precavida con sus medicamentos y no son proclives a excederse con los mismos (al contrario, yo diría que su tendencia natural es la de intentar eliminar fármacos o al menos minimizar dosis).

Otro tema es el de aquellos pacientes que poseen características temperamentales que les lleven a no tolerar las situaciones de frustración o malestar o desazón de cualquier tipo (como algunos trastornos de personalidad o personas que sufran otro tipo de adicción).

Quino5x-2[/fusion_builder_column][fusion_builder_column row_column_index=El abuso (consumo excesivo) de una benzodiacepina pueden llevar a la somnolencia, la confusión, que la persona experimente falta de equilibrio y de coordinación, debilidad muscular e incluso mareos. Este
riesgo se incrementa enormemente si la personas las consume mezclándolas con alcohol, ya que ambas sustancias se potencian incrementando la depresión del sistema nervioso central. Pero repito, en consumo controlado por un especialista, dichos problemas son excepcionales y se trata de realizar un buen ajuste de dosis.

3.- ¿Se pueden relacionar de alguna forma con el efecto placebo?

Obviamente, todos los fármacos activos pueden relacionarse con el efecto placebo, es decir, podemos sentirnos mejor si sabemos que ya hemos tomado un medicamento que nos ayudará en determinado sentido. Pero realmente, a la inversa, no es así… por ejemplo, en una situación de una crisis de ansiedad, de nada sirve una sustancia placebo, por ser muy elevada la hiperactividad neurovegetativa… Y sin embargo, una benzodiacepina a la dosis adecuada es tremendamente eficaz en estas circunstancias.

4.- ¿Podría darse otro tipo de respuesta/solución a los problemas para los que se prescriben (por ejemplo, terapia, homepatía…)?

La respuesta no puede ser única, porque ello depende de para qué se han prescrito.

Si se trata de un trastorno de ansiedad generalizada, es muy posible que una terapia de tipo cognitivo-conductual ayudara al paciente a evaluar de forma más adaptativa las situaciones en las que atribuye un peligro.

Si estamos ante un cuadro de crisis de ansiedad, la experiencia es tan intensa y súbita que difícilmente se controla terapéuticamente, otra cosa es que la terapia ayude a reeducar al paciente en las secuelas que le ha producido el cuadro con respecto a situaciones de evitación fóbica y mejore su calidad de vida.

Si se han prescrito para un insomnio dependerá de la naturaleza, intensidad y duración del mismo. No es lo mismo el insomnio de fragmentación de un episodio depresivo grave, que el insomnio ocasional de alguien que esté preocupado por un tema concreto, o el de una persona que no tenga unos hábitos saludables antes de irse a dormir. En el primer caso, nuestro paciente depresivo tiene tal sufrimiento que debe dormir y una benzodiacepina le ayudará, en el segundo, puede ser un consumo puntual sin que tenga mayor relevancia y lo deje en cuanto se haya solucionado el tema. Y en el tercero, claramente, precisará otro tipo de medidas.

En cuanto a la homeopatía mi posición es muy crítica, aún a riesgo de no caer bien; la base teórica de esta disciplina es muy abstrusa y poco científica. Si alguien la utiliza y tiene una percepción de que le ayuda, aquí si es posible que estemos ante un efecto placebo, ya que no hay sustancia activa en los preparados homeopáticos, sino diluciones infinitesimales. Otro tema es el de la fitoterapia, ya que las sustancias químicas presentes en muchas especies vegetales si tienen efectos farmacológicos que aunque discretos pueden sustituir a fármacos ansiolíticos en casos leves.

benzodiacepinas

En resumen, las benzodiacepinas son fármacos eficaces, seguros y que han ayudado (y ayudan a multitud de personas). Creo que parte de su mala fama ha dependido de la propia industria farmacéutica que en un momento dado le interesó desplazar los tratamientos de la ansiedad hacia sustancias de nuevo cuño (y mucho mayor coste), y claro está las “corrientes naturalísticas” de “si quieres puedes” que pueden estigmatizar el consumo de un fármaco como si se tratara de una debilidad personal se tratara.