Una de las ideas que flotan en nuestro medio es que nuestra sociedad está enferma (puede) y que nos condiciona la forma de enfermar (también es posible)… pero de ahí no puede desprenderse que las enfermedades que llamamos mentales o los padecimientos psíquicos no hayan estado presentes en otros tiempos y también en otras culturas, diferentes de la nuestra.
Eso sí, es posible que la misma enfermedad, tenga una matices diferentes tanto en la presentación de síntomas, en el comportamiento del paciente, en la comprensión de su entorno frente a dicha enfermedad. En definitiva, la enfermedad mental adquiere distinto significado en relación a la cultura


Ya hemos visto como se consideraba a los enfermos mentales en el mundo antiguo deOccidente.  

Los pueblos americanos precolombinos también conocían la enfermedad mental, así los incas distinguían entre la locura, la epilepsia, la idiocia y la melancolía. 

La ciudad inca del Machu Picchu


Los aztecas practicaban una terapia llamada yolmelaua que era una especie de “confesión oral” ¿psicoterapia?… 

Maqueta del Templo Mayor azteca de Tenochtitlan


Mujer inuit, fotografía de 1907
Y entre los pueblos inuit (antaño conocidos como esquimales) se describía el piblokto(se trata de un trastorno de tipo histérico de carácter epidémico entre las mujeres y que creían que era debido –y posiblemente con razón-a los largos meses de confinamiento invernal).







Aurora boreal característica del invierno en las regiones árticas


En otro plano menos sesudo, por las películas del Oeste “sabemos” que los indios norteamericanos (como los cheyenne y las tribus lakota) tenían en alta consideración a los que consideraban locos.


Escena de la película «Little Big Men» (1970) dirigida por Arther Penn

Pues bien, la llamada Psiquiatría transcultural, estudia las diferencias en las formas de enfermar en relación a la cultura y procedencia del sujeto enfermo.



El aislado (Remington, 1898)



Veamos pues algunas conceptualizaciones de ANSIEDAD según el ámbito geográfico y cultural, y su correlación con diagnósticos psiquiátricos académicos:

NERVIOS y  ATAQUE DE NERVIOS

Nervios se refiere a un estado de vulnerabilidad a las experiencias vitales estresantes y a las circunstancias vitales adversas. Es una expresión común entre los latinos (de Estados Unidos y también de América Latina) y sigue siendo frecuente en nuestro país:

          “Esto es de los nervios”, o “Me pone de los nervios”

Los síntomas más habituales que se atribuyen a los nervios incluyen la cefalea (“el dolor de cerebro”), la irritabilidad, manifestaciones digestivas, insomnio, intranquilidad, llanto fácil, temblores, hormigueos y mareos.  

Es decir, abarca un espectro de gravedad que implica desde casos sin diagnóstico, hasta trastornos de adaptación, trastornos de ansiedad e incluso alguna forma de cuadro ansioso-depresivo. Cuadros similares son descritos como:
  • Nevra, entre los griegos
  • Nierbi, entre los sicilianos
  • Nerves entre los blancos de los Apalaches y Terranova
El  ataque de nervios se caracteriza por un intenso malestar emocional, como ansiedad, enfado o pena agudos, chillar y gritar desconsoladamente, llanto incoercible, temblores, calor en el pecho que asciende a la cabeza e incluso agresividad verbal y física. Una característica es la sensación de haber perdido el  control. Normalmente los ataques de nervios suceden como el resultado directo de un acontecimiento estresante relacionado con la familia.

Los trastornos relacionados con los criterios de clasificación son el ataque y los trastornos de pánico y también los trastornos disociativos.

Una imagen de la película «Mujeres al borde de un ataque de nervios» (1988) de Almodóvar
Este mismo cuadro, es llamado indisposición” en Haití y “falling-out” en el Caribe.



Khyâl cap


El “ataque de khyâl cap” o “ataque de viento” es un síndrome que aparece entre los camboyanos (y también los emigrantes de este país). 

Plantación en Camboya

Los síntomas que refieren son mareo, palpitaciones, falta de aire, frialdad en las extremidades, acúfenos, dolor en el cuello. Implican pensamientos catastróficos centrados en la preocupación que el khyâl (una sustancia similar al viento) pueda desplazarse por el cuerpo junto con la sangre y provocar consecuencias como comprimir los pulmones y llegar a la asfixia o entrar en el cerebro.

Estos ataques pueden aparecer sin previo aviso, aunque también se desencadenan por pensamientos preocupantes, por olores que tienen asociaciones negativas y por estímulos de tipo agorafóbico.

Claramente vemos que son similares a lo que conocemos como ataque de pánico o trastorno por crisis de pánico (excepto claro la explicación que se da para los síntomas). En otras culturas asiáticas encontramos formulaciones similares:
  • Pem lom,  en Laos
  •  Srog rlung gi nad, en el Tibet
  •  Vata, en Sri Lanka
  • Hwa byung, en Corea.


SUSTO
El susto es una explicación cultural del malestar y el infortunio entre personas de México, Centroamérica y algunas zonas de Sudamérica. Se atribuye a un suceso que asusta y que hace que el alma abandone el cuerpo dando como resultado infelicidad y enfermedad, pudiendo aparecer los síntomas en cualquier momento después de sufrir el suceso que le asustó.
Como vemos, el susto parece corresponder a los diferentes cuadros que denominamos “trastorno de estrés agudo” o “trastorno de estrés postraumático”, aunque con una explicación mágica de la reacción  que provoca el desencadenante. 

En amplias regiones de los Andes, al susto se le conoce como espanto.

El espanto andino




TAIJIN FYOFUSHO


De este ya he hablado. Se trata de un síndrome cultural caracterizado por la ansiedad relacionada con situaciones interpersonales y su evitación, aunque no por un sentimiento de vergüenza o de incapacidad (no hay temor a “quedar mal”) sino debido al pensamiento, sentimiento o convicción de que la propia apariencia y las acciones que el individuo realice frente a otros son inadecuados y ofensivas para los demás.

La cultura japonesa es delicada hasta en la expresión de las patologías


Como vemos, la ansiedad y sus trastornos no son fenómenos exclusivos de nuestra forma de sociedad, aunque no hay que negar la influencia del estilo de vida en estos casos.