De nuevo en otoño, en nuestro hemisferio, claro. Como corresponde a la estación han bajado las temperaturas, la tarde se acorta y el viento y la lluvia desvisten a nuestros árboles. Hojas mojadas sobre el pavimento, esa es la imagen el otoño en la ciudad.

Y el otoño remite a la melancolía y viviendo estos tiempos tan extraños puestos en jaque por un organismo en el límite de la vida, casi todos compartimos cierto pesar y desánimo, no le llamaremos depresión, aunque si estamos menos alegres, mas preocupados por el futuro, crispados por las noticias y con un cierto nivel de desesperanza.

A este estado general, se le añadirán los cuadros afectivos estacionales: La relación entre el otoño y los estados de ánimo es de sobra conocida, y parece estar científicamente bien documentada. Se ha demostrado que en un porcentaje de la población presenta cierta desincronización entre algunos sistemas neurofisiológicos y los ritmos diarios de luz-oscuridad, que, en otoño cambian sustancialmente con respecto a los del verano.

 

Las estaciones y el estado de ánimo

Sin duda, la mayoría de las personas asegurarían que los días soleados son más alegres que los nublados. Y así lo demuestran un montón de estudios de forma científica.

Los animales humanos, como el resto de los seres vivos, presentamos unas pautas cíclicas relacionadas con ritmos biológicos, y a su vez algunos de estos están marcados por el movimiento terrestre alrededor del sol, por ello se describen:

-Ritmos ultradianos (actividades biológicas en ciclos de unas 20 horas o menores). Suelen ser independientes de factores geofísicos, excepto los ritmos circamareales (12 horas). Influyen en diversas conductas animales, tales como alimentación, movimiento y exploración y también nivel atencional y aprendizaje. El término ultradiano descriptivo es usado en investigaciones del sueño para referirse al ciclo ultradiano de 90-120 minutos del sueño humano.

-Ritmos circadianos (de más o menos 24 horas) como los ciclos de luz y temperatura. Existen una serie de procesos biológicos que están subordinados al ciclo circadiano, entre ellos enzimas como la hexokinasa, la regeneración del epitelio intestinal y la producción de hormonas como ACTH, cortisol, TSH, FSH, LH, estradiol y renina. A su vez el ciclo circadiano se verá influido por el cambio de estación (ritmos circaanuales).

-Ritmos circanuales (alrededor de un año). En muchos animales, el ciclo reproductivo es circanual, y también puede son circanuales los períodos de adaptación de algunas especies a condiciones ambientales adversas (como la hibernación).

-Ritmos circalunares (de unos 28 días, la duración del período de traslación de la Luna con respecto a la Tierra, o mes lunar). La menstruación en las hembras humanas está influida por este ritmo.

Nos centraremos en los ritmos circanuales: A medida que se suceden las estaciones, la duración del período de luz solar va avanzando y las personas van adaptándose a la nueva situación. Hay que tener en cuenta que algunas de las hormonas, neurotransmisores y neuropéptidos que influyen en el estado de ánimo, los hábitos alimentarios o el sueño están influidos por la luz.

Por tanto, durante el otoño y en el hemisferio norte podemos encontrarnos con:

  1. Empeoramientos de procesos afectivos en personas que ya los están sufriendo (es decir, pacientes que sufren un trastorno afectivo con una desregulación bioquímica del sistema nervioso central). El proceso de adaptación al cambio lumínico produce una nueva desincronización y por tanto una menor eficacia de su sistema de neurotransmisor. A este tipo de cuadros se les añade en su diagnóstico la especificación “con patrón estacional”.
  2. Personas que sufren el llamado “Trastorno afectivo estacional” es decir, síndromes depresivos que puedan sufrir aquellos que viven en zonas alejadas del ecuador terrestre con días invernales muy cortos y escasas horas de luz natural, como sucede en países del norte de Europa o América.

Algún autor ha descrito que hasta la quinta parte de la población podría sufrir de alteraciones afectivas estacionales, aunque los estudios más rigurosos hablarían de un 9-10% de la población.

 

Aprovechemos el otoño

antes de que el invierno nos escombre

entremos a codazos en la franja del sol

y admiremos a los pájaros que emigran

ahora que calienta el corazón

aunque sea de a ratos y de a poco

pensemos y sintamos todavía

con el viejo cariño que nos queda

aprovechemos el otoño

antes de que el futuro se congele

y no haya sitio para la belleza

porque el futuro se nos vuelve escarcha

Poema de Otoño, Mario Benedetti