El temor o miedo es una emoción que se caracteriza por una sensación desagradable e intensa que viene provocada por la percepción de un peligro, ya sea real o supuesto, que se manifieste en el presente y en el futuro, pero incluso puede pertenecer al pasado.

Se trata de una emoción primaria derivada de la aversión natural al riesgo, y se manifiesta en todos los animales, por lo que como animal que es, el ser humano también la padece. Yo diría que el ser humano es el animal más temeroso, puesto que el hecho de poder pensar, imaginar, anticiparse, sugestionarse, evocar y recordar le hacen especialmente vulnerable a las señales de peligro. La expresión máxima del miedo es el terror. Como continuamente explico a mis pacientes que experimentan y sufren ansiedad, miedo y ansiedad comparten el mismo circuito biológico, de hecho, muchos de los trastornos de ansiedad se producen cuando se pone en marcha la “respuesta de miedo” sin que sea precisa.

¿Cuáles son los temores principales en el ser humano?

  1. Temor a sufrir daño físico

Este temor se refiere tanto a la enfermedad azarosa en sí misma, a sufrir un accidente o bien a ser víctimas de un atentado, de una paliza, de una pelea.

  1. Temor al fracaso

Creo que este es el principal temor (en cualquiera de sus formas) que padecen las personas que sufren ansiedad. Obviamente la propia educación “nos alimenta” este temor al fracaso y al error. Cuando el error y el fracaso son precisamente una de las principales fuentes de conocimiento humano.

El temor al fracaso puede ser por una nimiedad (que no nos salga bien una comida), o bien un aspecto general que hace que casi nunca decidamos (también desde pequeñas decisiones “no quiero escoger la película, por si me equivoco o no es buena” hasta temas de gran importancia “no sé qué carrera estudiar, haré lo que me digan”).

  1. Temor al rechazo

Si lo pienso bien, el rechazo es una forma de fracaso, ya que los humanos, como primates, somos animales gregarios, de manada. El temor a la desaprobación está muy marcado en muchas personas, posiblemente porque crean firmemente que el rechazo de los otros es la prueba de que la valía personal de uno es ínfima.

En ocasiones podemos sentir una necesidad tan imperiosa de gustar o de ser amados que podemos hacer las cosas más ridículas que se pueden imaginar, o aceptar situaciones inaceptables porque no sabemos decir que no.

  1. Temor a herir los sentimientos de los demás

Cuando alguien nos amenaza con que se sentirá mal a menos que nos sometamos a su voluntad se trata claramente de un chantaje emocional. Y esta forma de chantaje puede ser una de las maneras más férreas de ejercer control sobre otras personas.

Hay personas que querrían romper una relación sentimental, pero se sienten demasiado culpables para hacerlo. La mayoría de los seres humanos se sienten extremadamente incómodos con la culpa, pero hay que aclarar que sentir culpa no es lo mismo que ser culpable.

Cada persona tiene derecho a su visión de las cosas y a sus deseos. Eso vale para todos, por lo tanto ¿por qué habrías de sentirte culpable por lo que quieres o piensas, simplemente porque otra persona esté en desacuerdo?

  1. Temor a la inseguridad financiera

Este es un temor relacionado con el de la integridad física. Y yo diría que se ha acentuado en los últimos años en relación con la crisis económica que desde 2008 vivió el mundo. Muchas personas viven encadenadas a trabajos desagradables o poco satisfactorios, o incluso a matrimonios desdichados porque al menos significan techo y comida. Lógicamente, creo que no es justo emitir ningún juicio acerca de ello.

Con sinceridad creo que el mejor consejo que puede darse es evitar que las personas se encuentren en esa trampa, por lo que hay que es esencial conservar las habilidades laborales, la formación, ya que -lamentablemente- se necesita una determinada cantidad de dinero (que variará, claro que sí) para vivir.