TOC: aspectos clínicos

El trastorno obsesivo-compulsivo, comúnmente denominado TOC por sus siglas, presenta unas características muy definidas en cuanto a sus síntomas. Tanto es así, que recientemente (en 2013) se ha “independizado” de los “Trastornos de ansiedad” en la clasificación de la American Psychiatry Association y ha pasado a encabezar una categoría propia.

Los fenómenos obsesivos, obsesiones, compulsiones o actos obsesivos, se definen por:

  1. El carácter coercitivo, sin posibilidad de control eficaz por parte del paciente.
  2. La tendencia a la repetición incesante.
  3. La absurdidad del contenido (a veces no es tan absurdo, lo que es absurdo es la pregunta o duda constante).
  4. El carácter insólito y parásito. El paciente reconoce estos fenómenos como patológicos y procedentes de sí mismo, aunque no pueda oponerse a ellos.
  5. La vivencia angustiosa que provocan.
  6. La atmósfera de duda que envuelve todo lo obsesivo.

 

OBSESIONES

Son sucesos mentales (ideas, pensamientos, imágenes, rumiaciones, convicciones o temores) recurrentes y persistentes que son vividas como intrusivas, no deseadas y que ocasiones ansiedad y malestar. La persona que las padece intenta ignorar o suprimir estas ideas con otros pensamientos o acciones.

Estas ideas obsesivas al ser repetitivas se introducen en la conciencia del sujeto e interrumpen el curso normal del pensamiento, causando sufrimiento. Las imágenes pueden ser representaciones o escenas imaginadas de gran intensidad que reiteradamente asedian su mente.

Clásicamente se decía que en unas y otras el contenido puede ser violento, sexual, repugnante o absurdo, aunque en sí mismo no determina el contenido la calidad de la obsesividad, sino la reiteración y la ansiedad que produce.

Dos ejemplos:

  • Una persona puede tener la idea obsesiva acerca de “si será capaz de hacer algún acto violento” y lógicamente esta idea le asusta y le inquieta. Como el pensamiento se repite aumenta también su intranquilidad, y puede llegar a conclusiones erróneas que le atormentan. La persona sabe que la violencia está en contra de su naturaleza y que no haría nada reprobable en este sentido, pero por eso mismo se pregunta ¿por qué me viene esta idea a la cabeza? ¿por qué lo pienso tanto? ¿por qué no lo puedo apartar de mi mente? ¿no será que no me conozco a mí mismo? Por ello, intenta realizar una continua comprobación acerca de sus actos, ante una situación molesta ¿me he enfadado tanto que le pegaría a esta persona? ¿si me encuentro inquieto no será porque me quiero desahogar a golpes? (o cosas parecidas) es decir entra en un bucle de obsesión/ansiedad/comprobación:

bucle obsesivo

  • En un segundo caso, la persona de repente se preocupa por un tema de orden o de simetría, pongamos que le viene a la cabeza si son paralelas las estanterías donde tiene sus libros. Esto, que parece inocuo, le lleva a hacer comprobaciones sobre líneas paralelas… las de las estanterías si los cuadros están bien colgados, si las lamas de las persianas mantienen dicha cualidad, etc. Parece un absurdo y el mismo piensa que no tiene mucho sentido, pero si no lo comprueba le entra un malestar y desasosiego que le lleva a seguir con la comprobación, aunque se dé cuenta -repito- que es una tontería.

En ambos casos el bucle obsesivo es el mismo, pero quizá el primer paciente esté mucho más preocupado y alarmado con sus síntomas y los mantengo muy en privado, no confiándose a ningún amigo o pariente (a ver si van a creer que soy una persona violenta una mala persona, si estoy pensando así constantemente), avergonzándose de sus propias ideas y de sí mismo. Para el segundo paciente, la nimiedad de la idea que le “atormenta” hará que se cuestione menos acerca de sí mismo,  y hasta es posible que lo haya explicado a amigos y familiares y lo encuentren una “rareza inofensiva” y el propio paciente no se verá como una mala persona, sino más bien como un poco débil por no poder dejar de hacer esas comprobaciones y a lo sumo se verá como un excéntrico.

 

Rumiaciones

La rumiaciones obsesivas son cavilaciones interminables y agobiantes, generalmente improductivas sobre un tema concreto con exclusión de otros intereses. No se llega a ninguna conclusión satisfactoria ya que no se atienen a un discurso lógico con razonamientos que lleven a una resolución. Los temas suelen ser filosóficos, religiosos o metafísico y llevan a un análisis perpetuo e inacabado sobe las causas y el sentido de las cosas, sobre el paso del tiempo, los límites del universo y un largo etcétera sobre temas “profundos” e “inabarcables”.

 

Contenido de las obsesiones

Las obsesiones más frecuentes son

  • Temas de escrupulosidad física y de protección corporal: Habitualmente obsesiones centradas en la suciedad y la contaminación, siendo estos últimos los más frecuentes de la patología obsesiva. Suelen generar gran cantidad de rituales, sobre todo de lavado de manos.
  • Temas de protección ante peligros futuros: Presagios catastróficos propios y ajenos que llevan al paciente a conjurarlos con fórmulas supersticiosas “si hago esto, si digo esto, si … -lo que sea- no sucederá este peligro”). Son muy frecuentes los rituales de recuento (repetir acciones o palabras un número determinado de veces).
  • Temas de orden y simetría: El paciente dedica gran parte de su tiempo a organizar, arreglar, programar, verificar ideas, etc. en relación a su necesidad patológica de controlar su mundo. Con frecuencia puede sufrir temores recurrentes a que suceda algo malo si las cosas no están puestas de forma simétrica, lo que conduce a comportamiento meticulosos en extremo.
  • Temas morales: Se expresan en forma de escrupulosidad moral y sentimientos de culpabilidad.
  • Temas religiosos, sagrados y metafísicos: A los que me he referido al hablar de las rumiaciones.
  • Temas de precisión o de completitud o referidos al paso del tiempo: La persona afectada se muestra siempre insatisfecha de sí misma y también de su trabajo, con ello tiene una necesidad inacabable de revisar sus tareas que conlleva comprobaciones estériles. También puede suceder que el paciente tenga la necesidad imperiosa de controlar el tiempo, o bien de tener un recuerdo exhaustivo de todo lo que ha acontecido lo que le lleva a anotar y recoger datos de forma incesante.

Aritmomanía

Se trata de la tendencia a contar, recordar cifras o realizar operaciones aritméticas. En muchas ocasiones se trata de una compulsión defensiva que se ejecuta para evitar supuestas desgracias. En este sentido se trataría más de un acto obsesivo que de una idea obsesiva.

ACTOS OBSESIVOS

También llamados compulsiones, son las conductas secundarias a las ideas o dudas obsesivas que el paciente realiza para disminuir su malestar, pero que se llevan a cabo bajo una sensación de presión. Se definen por la repetición. Los actos obsesivos más significativos son:

  1. Compulsiones:

Representan en el plano de la acción lo que las ideas obsesivas en el del pensamiento. Habitualmente se caracterizan por la lucha para impedir que se manifiesten externamente.

  1. Actos secundarios a temores obsesivos:

Repetir, ordenar, comprobar, lavarse… Son conductas mediadas por la duda, que también pueden ser actos defensivos para evitar supuestos males.

  1. Actos facilitadores:

A través de ellos el paciente piensa que se librará de la angustia o tendrá o pensamiento más ágil.

  1. Actos obsesivos primarios:

Estos son propios de la personalidad del sujeto (o sea del trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo) por ejemplo la meticulosidad, la tendencia al orden o al coleccionismo.

 

La diferencia entre COMPULSIÓN e IMPULSIÓN

Lógicamente la palabra impulsión viene de impulso… sabemos que con impulso (en psicología, hay definiciones para impulso ciencias de la física) nos referimos a la tendencia que puede tener una persona a actuar movido por alguna emoción sin que haya mediado una deliberación previa de la razón.

En ocasiones en el habla cotidiana pueden confundirse compulsión e impulsión. Pues bien, en la compulsión existe una lucha por parte del sujeto contra la necesidad de actuar, la cual por lo general queda neutralizada e irreconocible, eso es, la persona que realiza una compulsión “preferiría o hacerla” pero la ansiedad que le produce el pensamiento obsesivo le lleva a ejecutarla.

Sin embargo, en la impulsión, la necesidad de acción s imperiosa e incluso irresistible, pudiendo la persona hacer actos irracionales (o cuando menos nada meditados, y muchas veces peligrosos). No existe la duda y el sujeto no lucha contra el impulso.

Königsberg

Los paseos por Köningsberg de una persona obsesiva:

Königsberg era la capital de la Prusia Oriental. Los avatares del siglo XX, con dos guerras mundiales, hicieron que la ciudad pasase a ser parte de Rusia y que su nombre cambiara por el de Kaliningrado. Pero en el siglo XVIII y mas concretamente en 1724, fecha en la que nace Inmanuel Kant, la ciudad no es importante. Kant, era hijo de un talabartero, esto es  un artesano que trabaja diversos artículos de cuero o guarniciones para caballerías, tales como sillas de montar, albardas, aparejos, aunque también empuñaduras y fundas de espadas. Immanuel y sus hermanos crecieron en un ambiente muy pietista, que ponía el énfasis en una intensa devoción religiosa, en la humildad personal y en una interpretación literal de la Biblia. Se trataba pues de una educación estricta, punitiva y disciplinaria.

Kant_PortraitLa universidad de Königsberg estaba organizada en facultades superiores e inferiores. Las superiores eran tres: teología, derecho y medicina. La inferior era sólo una: filosofía. Tal vez fuera ésta la razón que llevó al joven Kant a decidirse por la filosofía. O quizás influyó que el ambiente familiar favoreciera el estudio del latín y la religión sobre las matemáticas y las ciencias.

Cumplidos los treinta, Kant se convirtió en profesor universitario. Daría clases de metafísica durante más de cuarenta años:

«He tenido el destino de enamorarme de la metafísica, aunque no puedo halagarme de haber recibido favores de ella».

Kant era un hombre muy estricto, hasta la obsesividad extrema, la vida qe llevaba ha pasado a la historia como paradigma de la existencia rutinaria, metódica y organizada.  Se levantaba, comía y se acostaba todos los días a la misma hora. Diariamente daba un paseo vespertino, también a la mismo hora y con idéntico recorrido, hasta el punto que se decía que los vecinos de Köningsberg ponían en hora y daban cuerda a su reloj cuando avistaban al profesor Kant en su recorrido habitual. Se cuenta que la única excepción a esta costumbre ocurrió el día en que la lectura del Émile de Rousseau le absorbió tanto como para olvidarse del paseo… suscitando una gran alarma entre sus conocidos.