“A veces empieza a beber y cuando me doy cuenta no puedo parar”

“Mi mujer dice que bebo mucho y que me cambia el carácter, yo creo que lo tengo controlado”

“Me quitaron el carnet de conducir por conducir bebida… no era la primera vez, suerte que no le hice nada a nadie»

“Cuando llego a casa estressada y cansada de mi trabajo, me sirvo una copa mientras cocino la cena. Pero desde hace unos meses me doy  cuenta que me tomo más de media botella cada noche”

“Siempre he tomado alcohol con moderación, durante los fines de semana. Pero ahora empecé a tomar el viernes al mediodía, luego el jueves por la noche. Ahora me doy cuenta que el miércoles ya estoy pensando en beber algo. Creo que no, pero tengo miedo de que interfiera en mi trabajo que es de mucha responsabilidad”

Alcoholismo

El alcoholismo, también conocido como trastorno por consumo de alcohol hace referencia a los problemas que genera el consumo de esta sustancia. La dependencia al alcohol es una enfermedad más frecuente de lo que creemos y uno de los principales motivos de consulta en salud mental. Obviamente, se caracteriza por un consumo excesivo de la sustancia, durante un tiempo más o menos prolongado y que deviene en una dependencia de la sustancia y los efectos nocivos que ello conlleva.

La adicción al alcohol genera un grave perjuicio para la salud, que incrementa la morbilidad (riesgo de enfermar) y la mortalidad (riesgo de morir) de quien lo padece.

Pero hay que tener presentes diferentes conceptos:

  • Se entiende por uso, aquella conducta en la que el consumo de alcohol no implica consecuencias negativas inmediatas ni para la persona ni su entorno. Aquí podría entrar el concepto de consumo controlado, que es aquel que evita la intoxicación.
  • La sustancia produce en quien la consume unas consecuencias negativas. Dentro de este apartado podríamos además definir:
    • Problemas con el alcohol: cuando existen dificultades que pueden relacionarse con esta sustancia, sin que exista una relación causa-efecto. Puede ser sinónimo de discapacidades relacionadas con el alcohol.
    • Intoxicación etílica: se define como un estado de alteración funcional psicológica y psicomotora, de duración más o menos breve, producida por la presencia de alcohol en el organismo.
    • Consumo de riesgo: patrón de consumo que daña la salud; este perjuicio puede ser tanto físico como psíquico. Se asocia a un patrón de consumo regular elevado (más de 40 g/día en la mujer y más de 60 g/día en el hombre).
  • Dependencia del alcohol. Conjunto de manifestaciones fisiológicas, cognitivas y conductuales que aparecen por el consumo repetitivo de bebidas alcohólicas, entre ellas el deseo y la necesidad de consumir, la dificultad para controlar y frenar el consumo, la persistencia en el mismo a pesar de sus consecuencias negativas, la reducción o el abandono de actividades sociales, laborales o recreativas para realizar la conducta de consumo, y como consecuencia del mismo, la presencia de un aumento de la tolerancia (necesidad de consumir más para obtener el mismo efecto) y la aparición de síntomas de abstinencia si se elimina la sustancia.

En términos médicos se habla de alcoholismo en las siguientes circunstancias:

  • Cuando una persona bebe grandes cantidades durante un largo período de tiempo.
  • Presenta dificultades para limitar la ingesta.
  • Tanto la adquisición como el consumo de alcohol le ocupan una gran cantidad de tiempo.
  • Tiene un anhelo desmedido por el mismo, experimentando el fenómeno de tolerancia.
  • La ingesta enólica conlleva como resultado el fallo en el cumplimiento de las responsabilidades de la persona, acarreándole problemas de salud, o exponiéndose a situaciones de riesgo vital o conflictos en su entorno familiar y social.
  • Presenta problemas ante la retirada de la sustancia (abstinencia).

Epidemiología:

La adicción al alcohol es un gravísimo problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud estimaba (en 2010) que la cifra de personas que en el mundo sufría de alcoholismo era de más de doscientos ocho millones de personas, cada año fallecen más de tres millones de personas por efecto directo del consumo de alcohol, lo que representa el 6% de las defunciones.

En España, el consumo de alcohol es elevado, ocupando este país el octavo lugar entre los países europeos. Ms del 75% de la po´blación general lo consume de forma más o menos habitual, aumentando considerablemente durante los fines de semana. Causa entre el 10 y el 15% de las urgencias médicas, el 4% de los ingresos hospitalarios. Es además un grave problema social ya que el alcohol está relacionado con el 30 al 50% de los accidentes de tránsito con víctimas mortales y con el 15 al 25% de los accidentes graves. Se calcula que más de un 5% de la población son “bebedores de riesgo”.

Etiología:

En la génesis del problema obviamente está el haberse iniciado en el consumo. Sin embargo, la adicción al alcohol no consiste exclusivamente en un consumo excesivamente elevado de la sustancia, una persona no es adicta porque ha decidido beber demasiado. Aunque las líneas divisorias entre uso, abuso y adicción no son excesivamente claras, en general puede afirmarse que cuando un paciente se encuentra en situación de adicción ya no se encuentra frente a un problema de libre decisión, mientras que en el uso y el abuso implican un comportamiento en el que el sujeto ejerce cierto control. Así, las causas de esta patología responden a una compleja mezcla de factores genéticos y ambientales:

  • Factores genéticos:

La genética influye en el metabolismo del alcohol pero también en el riesgo de alcoholismo, por tanto hay personas que tienen una predisposición genética para el mismo, como se desprende de los estudios de agregación familiar.

Se ha hallado que consumir alcohol a temprana edad influye en la expresión de los genes que aumentan el riesgo de dependencia.

Asimismo existen también diferencias genéticas entre grupos étnicos, condicionadas por la expresión de enzimas como la enzima alcohol-deshidrogenasa que provoca un metabolismo más rápido del mismo. La actividad de esta enzima varía también entre hombres y mujeres.

  • Factores físicos:

La propia degeneración cortical del sistema nervioso central producida por la neurotoxicidad del alcohol produce una situación de pérdida de control conductual que contribuye al desarrollo, persistencia y severidad del trastorno.

  • Disponibilidad de la sustancia:

El alcohol es una sustancia disponible y que por tanto se consume desde tiempos inmemoriales. La cerveza es la bebida alcohólica más consumida, siendo la tercera bebida en consumo global, después del agua y el té.

En nuestra cultura está asociada a la gastronomía, a las celebraciones y a la festividad, es una sustancia accesible y hasta hace relativamente poco tiempo podía ser adquirida por menores sin limitaciones.

  • Factores psicosociales:

Existen tantos factores de riesgo psicosocial como personas. En los estudios controlados parece que el inicio de consumo a una edad temprana se asocia con un mayor riesgo de alcoholismo. Asimismo, esta correlación se presenta en personas que han padecido traumas infantiles graves, falta de red de apoyo familiar o social.

  • Factores psicopatológicos:

El alcohol tiene a corto plazo propiedades ansiolíticas (aunque con un efecto de rebote de las mismas) lo cual hace que personas que sufran de determinados problemas de ansiedad, como fobia social, ansiedad generalizada o síntomas depresivos puedan utilizar la sustancia como una errónea manera de “auto-medicarse”.

Cuadro clínico:

El diagnóstico de adicción al alcohol se puede hacer si se han experimentado o manifestado alguna vez durante el último año tres o más de los siguientes síntomas:

  • Un fuerte deseo o compulsión por beber alcohol.
  • Ser incapaz de controlar el inicio del consumo, la interrupción de este o los niveles de ingesta.
  • Si se experimentan síntomas de abstinencia tras un corto período de tiempo sin tomar alcohol. Entre estos síntomas están agitación, ansiedad, cefalea, alteraciones auditivas, náuseas y vómitos, embotamiento sensorial, irritabilidad sudoración excesiva, temblores, alteración de las constantes vitales y trastornos sensoperceptivos como alucinosis táctil o visual.
  • Si se experimenta tolerancia al alcohol, es decir se tiene que beber cada vez más para conseguir los mismos efectos.
  • El abandono de intereses, actividades o diversiones alternativas a aquellas que no estén ligadas al consumo de alcohol.
  • Imposibilidad de frenar o limitar el consumo, pese a las complicaciones de salud.
  • Estrechamiento de las pautas de consumo, es decir, consumir exclusivamente un solo producto o una sola marca, tendencia a hacerlo de forma ritualística y al margen de las limitaciones sociales que marcan la adecuación de la conducta de ingesta de alcohol.

Consecuencias del alcohol:

Desde el punto de vista de la salud física:

  • Enfermedades digestivas: gastritis, esofagitis y posteriormente varices esofágicas, pancreatitis, hepatopatía alcohólica que puede llegar a la cirrosis hepática, una enfermedad crónica que causa la destrucción de las células y la pérdida de la función del hígado.
  • Deficiencias nutricionales, que a su vez pueden producir anemias y enfermedades sistémicas, entre otras.
  • Hipertensión arterial.
  • Miopatía tanto cardíaca como de músculo esquelético.
  • Incrementa el riesgo de cáncer de boca y tráquea.
  • Incrementa el riesgo de diabetes tipo II
  • Neuropatía periférica
  • Afectación del sistema nervioso central

Desde el punto psíquico:

La toxicidad del alcohol sobre el sistema nervioso central produce una serie de síntomas que a su vez pueden degenerar en otros problemas por un mecanismo de cascada:

  • Conducta antinormativa.
  • Irritabilidad
  • A pesar de reducir inicialmente la ansiedad, se produce un gran efecto de rebote incrementando los síntomas de la misma, especialmente crisis de pánico.
  • Síntomas depresivos que pueden llegar a un trastorno depresivo mayor.
  • Problemas del sueño
  • Dificultades en la memoria.

En los cuadros de alcoholismo crónico puede producirse además ataxia (descordinación del movimiento por afectación del cerebelo) y cuadros de demencia alcohólica, entre ellos uno especialmente grave que es el síndrome de Wernicke-Korsakoff.

Tratamiento:

El tratamiento de las personas con una adicción al alcohol empieza por el reconocimiento del problema, ya que el alcoholismo está asociado con la negación y la sensación que tiene el paciente de que no precisa ningún tratamiento.

Lógicamente habrá que distinguir entre situaciones de abuso y sus diferentes rangos (problemas con el alcohol, consumo de riesgo) o bien si nos encontramos ante una situación de adicción.

Una vez realizado este paso, la abstinencia del tóxico es obligada. Sin embargo, debemos distinguir entre la desintoxicación, que afectará a la retirada física del tóxico (y aquí se necesitarán medidas farmacológicas y probablemente un ingreso hospitalario) y la deshabituación en la que se han de modificar los aspectos mantenedores de la adicción, incluyéndose en estos la posible psicopatología que presente la persona, así como las circunstancias mantenedoras del consumo.

Preguntas frecuentes

Desde luego, la adicción al alcohol es una enfermedad. No se trata simplemente de una elección personal del sujeto, sino de un problema de salud, que se ha iniciado por estar en contacto con la sustancia, en este caso el alcohol, pero la neurotoxicidad de la sustancia ha llevado a la persona a una situación de abstinencia, definida por los fenómenos de tolerancia y abstinencia.
No puede afirmarse que sea debido a una única causa. Cada vez cobra más peso el hecho de que existen personas que tienen una vulnerabilidad genética, tanto por la forma en que metabolizan el alcohol, como porque en contacto con dicho tóxico se ponen en marcha mecanismos genéticos que facilitan la adicción. Y esto será así, cuanto más joven sea la persona cuando entra en contacto con el alcohol por primera vez.
Al margen de la cantidad de alcohol ingerida, y de si experimenta fenómenos de tolerancia o dependencia, podemos decir que cualquier persona está en consumo de riesgo cuando experimenta problemas derivados del consumo de alcohol. Y no sólo problemas físicos, sino también que el consumo le cause dificultades en su entorno familiar, laboral y social, así como síntomas de tipo psíquico.