Esta semana hemos tenido otra muestra de atrocidad y fanatismo. Sucedió el pasado 23 de mayo, cuando dos jóvenes islamistas (22 y 28 años) atacaron con machetes y cuchillos al también joven soldado Lee Rigby, de 25 años de edad, natural de Manchester y padre de un niño de dos.
El nombre de Alá, usado en vano para asesinar
Este suceso nos ha dejado unas imágenes estremecedoras: mientras el cuerpo de Rigby yace en el pavimento, un joven con las manos totalmente ensangrentadas se dirige a una cámara (creo que del  teléfono móvil de un viandante) y grita entrecortadamente “Juramos por Alá que nunca dejaremos de combatiros”.
Otro vídeo aficionado también nos ha mostrado cómo la policía tirotea a los agresores que fueron heridos y trasladados a dos centros hospitalarios. Según lo publicado en la prensa, uno de los asaltantes, británico de origen nigeriano, pertenece a una familia católica, aunque hace años se convirtió al Islam.
Esa misma noche se produjeron ataques contra musulmanes y mezquitas en el Reino Unido perpetrados por organizaciones derechistas.
¿De dónde sale tanta violencia? Cómo en nombre de la fe se puede generar tanto odio y  crueldad hacia otro ser humano. Creo que tiene una única explicación que es el fanatismo.
Según la definición de Alonso Fernández, el fanatismo es una pasión exacerbada, desmedida y tenaz, una adhesión incondicional a una causa, un entusiasmo desmedido y persistente hacia un tema (puede ser una causa religiosa, política e incluso un pasatiempo o un hobby). En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos como dañar a seres humanos.
Sin embargo, el fanático está exento del sentimiento de culpa.
La culpa, un sentimiento abrumador
La culpa es una emoción tan común como el amor y en casos extremos tan dañina como el odio. Como el amor y el odio, es algo que afecta permanente a la mayor parte de los humanos. Sin embargo, la culpa tiene una función “normalizadora” de la conducta.
Incluso el cristianismo está construida sobre la culpa. Los cristianos creen que Jesucristo, hijo de Dios, viene al mundo y muere para la redención de los pecados del género humano, es decir, para “saldar nuestras culpas. 
Sólo los fanáticos y los psicópatas viven enteramente libres de culpa.
Los fanáticos ignoran que es la culpa y no la perciben, porque están tan inmersos en un sentimiento de “justa” indignación que no tienen un espacio interior para dudar de sí mismos. Nunca necesitan preocuparse o condolerse por otra gente, porque son arrastrados por una fuerza que parece mayor y más poderosa que nada. Y esa fuerza les impulsa a cometer la mayor de las atrocidades en aras de esa justicia a la que aspiran y que quieren imponer.
Esa única obsesión que impulsa al fanático no le deja lugar para sentimientos como la conmiseración, la empatía, el perdón, la comprensión. Y mucho menos para el remordimiento y la vergüenza que son los materiales básicos con los que el resto de nosotros construimos nuestras culpas».
Los religión islámica no está tan lejos de la cristiana en sus orígenes, ya que es una de las religiones monoteístas abrahámicas. 
El musulmán afirma la existencia de un Señor y Creador de los Cielos y la Tierra, Dueño de todo lo existente, divinidad única, caracterizado de toda perfección, alejado de todo defecto. 
Y considera a Jesús (llamado Isa) como uno de sus más queridos profetas, no como una divinidad e hijo de Dios, cuando concluyó su misión profética, Alá llevó a Isa a su seno. 

Símbolos de las religiones monoteistas. En el siglo XXI todavía se mata en nombre de la fe

Mientras escribo esto se produce otra noticia preocupante. Un hombre ha atacado a un militar francés a plena luz del día en el barrio de La Défense en París. El agresor le ha herido y se ha dado a la fuga. El militar uniformado realizaba tareas de vigilancia antiterrorista. Afortunadamente su vida no corre peligro.

Una nueva reflexión ¿de donde su nutre el fanatismo?  El fanático ejecutor normalmente es manipulado por otro u otros fanáticos. Pero ¿qué hace que alguien se fanatice? Biografía, rasgos de personalidad, resentimiento, pobreza, iluminación «mesiánica»,  psicopatología, creencia en una única verdad absoluta, desesperanza …


[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]