A los humanos nos gusta “clasificar” y poner nombre a sucesos y fenómenos, como si la nominación de los mismos nos aportara más información para entenderlos. En psiquiatría y psicología sucede con mucha frecuencia que se llamen síndromes a fenómenos más o menos aislados, pero que no tienen la dimensión de tales.

Entre las noticias publicadas en un diario nacional, en el pasado mes de diciembre, se nos cuenta que un turista italiano sufrió un paro cardíaco, mientras contemplaba El nacimiento de Venus de Boticelli. Afortunadamente un grupo de médicos que visitaban la exposición consiguió reanimarlo con el desfibrilador de la pinacoteca.

Lógicamente, el artículo del periódico especula acerca de si ese visitante de la Galeria degli Uficci en Florencia sufrió un episodio de “Síndrome de Stendhal”.

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Como podemos leer en Wikipedia, el síndrome de Stendhal (que también se llama síndrome de Florencia o estrés del viajero) es una afección psicosomática (en la wiki, le llaman enfermedad, pero no llega a tanto) que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión, temblor y palpitaciones, cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente bellas, o bien existe una acumulación de las mismas en un lugar. Por extensión, también puede ocurrir ante escenarios históricos, campos de batalla, palacios, ruinas históricas… escenarios significativos de la historia de la humanidad.

Recibe el nombre de Stendhal, por el escritor francés que utilizaba dicho pseudónimo al firmar sus obras, Henri Beyle (1783-1842) siendo autor de La Cartuja de Parma y Rojo y negro.

En 1817 Stendhal realiza un exhaustivo y agotador viaje por Italia. Cuando entró en la basílica de la Santa Croce manifestó sentirse abrumado por tanto explendor:

         “Había alcanzado ese nivel de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de la Santa Croce me dio un vuelco el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba temiendo caer”.  

No obstante, la expresión “Síndrome de Stendhal” cobró fortuna a finales del siglo XX, cuando una psiquiatra italiana, la Dra. Magherini, lo describió y observó en más de cien casos similares entre turistas y visitantes de Florencia, la cuna del Renacimiento. Las manifestaciones clínicas eran similares a las de un ataque de ansiedad, con más o menos cortejo sintomático vegetativo. 

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Qué quiere decir síndrome:

En medicina, un síndrome es un cuadro clínico o un conjunto de síntomas que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus propias características tiene cierta entidad, concurren en tiempo y forma y con variadas causas o etiología.

El síndrome es plurietiológico, esto quiere decir que sus manifestaciones pueden ser producidas por diversas causas. También es común diferenciar entre las formas primarias y secundarias de un mismo síndrome:

  • Síndrome primario: no relacionables con una causa o enfermedad conocida.
  • Formas secundarias, etiología conocida o al menos vinculados clínicamente con otra enfermedad.

Por tanto, lamentablemente y a pesar de haber entrado en el imaginario popular romántico, el síndrome de Stendhal es más bien una entelequia. Con ello no quiero decir que el alma humana se emocione ante las manifestaciones artísticas más bellas y pueda generar una respuesta psicosomática. Personalmente, recuerdo una gran emoción y asombro al pasear por las ruinas del Foro Romano…

Sin embargo, pensemos en los viajeros de hoy, exhaustos porque deben visitar, fotografiar y hacerse “selfies” ante todo aquello que visitan. ¿Es la belleza lo que causa la sensación de inquietud o es la necesidad de apresar esas imágenes en nuestros dispositivos  para subirlos a la nube de las redes sociales, lo que nos inquieta y acelera?

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