Básicamente hay dos grandes grupo de medicaciones para la ansiedad: los ansiolíticos (generalmente de un grupo llamado benzodiacepinas) que calman la ansiedad de forma rápida, y algunos de los fármacos comercializados como antidepresivos, que tienen un efecto de regulación en los sistemas de neurotransmisión y actuar sobre los síntomas de la ansiedad.
En cuanto a los segundos, no producen adicción. Las benzodiacepinas se suelen recetar en períodos más cortos de tiempo, por su potencial riesgo adictivo, aunque repito potencial, ya que normalmente no se produce un escalado de dosis para alcanzar los efectos, que es lo que definiría a fármacos adictivos, salvo en grupos muy concretos de población (personas con adicciones previas a alcohol u otras sustancias).