Esta semana una paciente que sufre un trastorno depresivo me ha hablado de un conocido programa de televisión (SALVADOS) en el que se abordó el tema de la depresión.

En la web de la cadena está disponible:

El programa es muy pero que muy interesante. Quizá para entrar en materia me sobran las primeras escenas de un juego de mesa, pero bueno, el contenido está muy bien. En una casa rural se reúnen un grupo de personas, Jordi Évole, el conductor del programa y seis personas más: tres pacientes afectados de depresión, la hija de una paciente también afectada de depresión y cuya vida acabó por suicidio consumado, un psiquiatra y una catedrática de psicología.

Los pacientes describen con toda su crudeza la depresión (a la vista de lo que relatan,  todos los casos son de cuadros graves, e incluso una de ellas con una depresión muy resistente a tratamientos, para la que afortunadamente la ciencia ha proporcionado una solución). El psiquiatra, Dr. Enric Álvarez, de San Pau, gran médico y buen amigo, aporta su experiencia y conocimiento con gran honestidad, convicción y empatía, la propia de aquel que acompaña al enfermo. La catedrática reivindica el papel del psicólogo en estos casos y aporta datos epidemiológicos, aunque me parece más desdibujada. El propio Évole explica su experiencia ante la muerte de un amigo que falleció también por suicidio.

Destacarías varias cosas del programa:

La intervención de la paciente más joven, creo que se llama Georgina, que habla de su experiencia de tratamiento en medicina primaria, sentir que le dijeran algo así como: “toma las pastillas y véte”. Con esto se plantea algo que creo que suscribirían muchos pacientes: “¿qué sabe el psiquiatra de mí?. Oportuna reflexión para todos aquellos que nos dedicamos a esto.

La explicación del Dr. Álvarez sobre la banalización del término depresión, aclarando los síntomas. No, la tristeza no es depresión, es un estado normal del individuo. Y yo añadiría,  tampoco todo aquél que está en tratamiento por problemas psíquicos padece una depresión: puede tener un cuadro de ansiedad, un problema de adaptación, un trastorno de personalidad o un trastorno psicótico. El término depresión parece que todo lo abarca, tanto lo mas grave como lo mas leve, sobre todo esto último: No, tener un mal día o un disgusto no es sufrir una depresión.

La hija de la persona que murió por suicidio, me lleva a un pensamiento que suelo tener: ¿Cómo afectará la depresión a los hijos de quien la padece, especialmente si son niños o adolescentes? En este caso la muchacha describe muy bien sus sentimientos cuando faltó su madre: rabia, ira… “nosotras, tus hijas, ¿no somos importantes para ti, no podemos aferrarte a la vida?” pues no, en depresiones muy graves, el paciente puede llegar a morir por su propia mano, porque el dolor es insoportable y nada ni nadie les ata a la torturada vida que viven. Es una realidad, y como explica el doctor en otro momento del programa, alrededor de un 7-8% de las personas que padecen depresión acabarán muriendo por la enfermedad. Aplaudo la valentía de hablar del suicidio en televisión.

La intervención del paciente varón, el cantautor Iván Ferreiro, que relata que en el peor momento de su mal “era como si no hubiera nadie dentro de mí”… estremecedor. Y la de Noelia, «la depresión es el estado más cercano a la muerte». 

La relación ambivalente del paciente con su tratamiento, normalmente las pastillas. De nuevo la joven Georgina da en el clavo al preguntarse porqué la sociedad ve con malos ojos la medicación psiquiátrica, mientras que nadie cuestionaría ningún tipo de tratamiento otras enfermedades.

La DEPRESIÓN es una enfermedad y afecta a UNA de CADA CINCO personas en el mundo.

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