El origen de los trastornos depresivos es multifactorial.

Acerca de este punto existe un acuerdo entre la comunidad científica.

Previamente, he intentado analizar (intento vano, seguramente) algunos de los aspectos biográficos y ambientales.

En lo relativo a las causas biológicas (las llamaremos de predisposición personal), todos hemos oído hasta la saciedad las teorías de déficit de función neurotransmisora (especialmente  en las últimas décadas en relación a la serotonina).

Sin embargo, al tener más información que analizan otros aspectos aparecen nuevos “culpables” o “cómplices” que podrían estar implicados en la aparición de la enfermedad depresiva. Voy a referirme al BDNF, ya he mencionado el efecto positivo de esta proteína sobre el desarrollo, proliferación y mantenimiento de las neuronas en los mamíferos. Por el contrario, una disminución en la concentración de este factor neurotrófico derivado del cerebro facilita la muerte celular y la no regeneración posterior.

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Ya sabemos que esta maraña es una representación del factor neurotrófico BDNF

Lo que se ha observado en diferentes estudios:

  • En modelos animales en los que se forzaba una reducción del BDNF cerebral aparecían conductas de tipo depresivo. A la contra, aumentando la concentración de este factor neurotrófico en los mismos animales se producía una remisión de estas conductas anómalas para la especie. (Estudios de Duncan y colaboradores en 2009).
  • En estudios realizados con pacientes afectos de depresión -o de rasgos de personalidad de tipo depresivo- (aunque no en todos los trabajos):
    • La concentración de BDNF en sangre era inferior que en los  individuos control, que no tenían dicha clínica ni esos rasgos de personalidad.
    • Por el contrario, hasta el momento no se han encontrado diferencias entre el nivel de BDNF cerebral en pacientes con síndromes depresivos y sujetos sanos.
  • En  estudios sobre población clínica y tratamiento (tampoco replicado en todos) se ha hallado que los pacientes que presentaban síndromes depresivos y una baja concentración de BDNF en sangre, los índices de BDNF se normalizaban cuando se curaba el episodio depresivo.

Estos resultados, en si mismo prometedores, son los que por el momento han permitido especular sobre la relación entre las neurotrofinas y concretamente el BDNF y la enfermedad depresiva.

No obstante, a día de hoy, no disponemos de datos últiles y aplicables a la práctica clínica diaria. Ni tampoco concluyentes para determinar con toda certeza el origen de este trastorno. Podemos decir, sin embargo, que tenemos una pieza más en el puzzle de nuestro complejo cerebro y de como puede fallar en determinadas circunstancias, generando un cuadro clínico que llamamos depresión.

puzzle-en-el-cerebro

«Hombre doliente (En el portal de la eternidad)»

Es el título del cuadro que ilustra esta entrada. Fue  pintado por Vincent Van Gogh en 1890, dos meses antes de su muerte, cuya causa fue un suicidio (o al menos así es generalmente aceptado). Se trata de una litografía basada en un dibujo anterior, que el pintor había ejecutado en 1882, tomando como modelo a un veterano de guerra, Adrianus Jacobus Zuyderland. 

La obra transmite eficazmente la desesperación y el abandono del ánimo que son característicos de los trastornos depresivos más graves.