ALGO DE PRIMAVERA Y CANSANCIO
 

«Que cansado estoy»

Ya adentrada la primavera, mes de Mayo, cuantas personas me indican –pacientes o no- que se encuentran más cansadas de lo habitual, con mucha mayor necesidad de descanso… y a pesar de dormir más experimentan menos energía. Normalmente la propia persona que lo sufre se explica a sí misma: debe ser el cambio de estación… la primavera, ya se sabe.
Pues si, durante la primavera muchas personas experimentan lo que se ha dado en llamar ASTENIA PRIMAVERAL.
«Yo también»
En primer lugar ¿qué es astenia? Como muchos términos médicos, astenia deriva del griego (sthénos) que significa fuerza o poder; como prefijo la partícula “a” implica “carecer”. Fácil pues, falta de fuerza. Lógicamente este en un síntoma que acompaña a multitud de enfermedades y trastornos, tanto físicos como psíquicos, y se caracteriza con una sensación generalizada de cansancio, fatiga y debilidad.
Lo que llamamos astenia primaveral, ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo si se trata de un cuadro clínico o una experiencia subjetiva, y desde luego pasajera. Como no reviste gravedad y repito, suele ser pasajera no se ha considerado una enfermedad propiamente dicha.
«… Y yo, ni fuerzas tengo para besar a la princesa»

Las causas de este fenómeno no se conocen con exactitud, aunque algunas se han postulado. Debido a que diversos mecanismos fisiológicos de nuestro organismo son dependientes de la luz y la oscuridad, se ha sugerido que la astenia primaveral es una manifestación normal del proceso de adaptación corporal a las nuevas condiciones de luminosidad.
Luminosa primavera (en el hemisferio norte, claro)

A pesar de que no existen estadísticas fiables del fenómeno, he leído por ahí que afecta a la mitad de la población (posiblemente esto es exagerado) y desde luego oscila mucho entre áreas geográficas. A mayor intensidad y brusquedad de los cambios climáticos, mayor probabilidad de aparición del cuadro.
Una asténica dama
  • Los síntomas que se han descrito como integrantes de este cuadro/no cuadro clínico son:
  • sensación de fatiga generalizada
  •  percibir somnolencia durante el día
  •  percepción de aturdimiento o de falta de claridad mental
  • dificultades de concentración
  •  sensación de inestabilidad, algo de mareo
  •  pérdida de apetito
  • irritabilidad
  •  disminución del interés sexual
  • no se presenta insomnio, antes bien hipersomnia, pero la percepción es de sueño no reparador

Pues bien, si repasamos los síntomas ¿no recuerdan a los síntomas que hemos descrito para los síndromes depresivos? La diferencia es la intensidad de los mismos y sobre todo, que salvo una discreta irritabilidad, el estado de ánimo no suele contaminarse, la persona se siente fatigada, pero de buen ánimo y sin otras manifestaciones psíquicas que acompañan a las depresiones. Y además, lo definitivo es que suele desaparecer rápidamente.
«No se que me pasa, me encontraba mejor…»
Sin embargo, los pacientes que sufren una depresión y también alguno de los cuadro de ansiedad, pueden experimentar en el período primaveral y especialmente en el cambio de estación, un empeoramiento global de sus síntomas, o un retroceso en sus fase de mejoría, que en muchas ocasiones puede obligarnos a realizar algún ajuste en su tratamiento.

Se ha postulado que la fisiopatogenia tanto de la astenia primaveral, como de las recidivas esté producida por una disminución de las beta-endorfinas circulantes, y que dicho decremento sea debido a la tardanza de nuestro organismo en adaptar el reloj biológico a las nuevas condiciones de luminosidad, temperatura,  humedad y presión atmosférica.

Y ALGO DE NEUROQUÍMICA


Las ENDORFINAS son neuropéptidos opioides inhibitorios endógenos. Son producidos por el sistema nervioso central y la glándula hipófisis. Su nombre señala que “son sustancias parecidas a la morfina –en su acción, no en su estructura química- producidas por el propio organismo”.
Estructura química de la morfina. Muy diferente a…


… estructura química de las beta-endorfinas

Los neuropéptidos opioides fueron descubiertos en 1974 por dos grupos independientes de investigadores:
  • John Hughes y Hans Kosterlitz trabajando en la Universidad escocesa de Aberdeen, aislaron una sustancia en el cerebro de cerdos a la que denominaron encefalinas.
  • Rabi Simantov, Salomon Snyder y Eric Simon, trabajando en la John Hopkins University de Estados Unidos, descubrieron una sustancia en el cerebro de un ternera a la que llamaron endorfina.

Las beta-endorfinas se liberan al torrente sanguíneo desde la glándula hipófisis. El hipotálamo, por su parte, también produce beta-endorfinas que se liberan a la médula espinal. Las beta-endorfinas que se liberan a la sangre no pueden llegar al cerebro en grandes cantidades ya que no traspasan la barrera hematoencefálica, este hecho hace que la determinación en plasma de estas sustancias no nos aporte información acerca de su concentración y actividad en el cerebro.

Localización de hipotálamo e hipófisis en el cerebro humano.

Las beta-endorfinas se unen a los llamados receptores opiáceos (hay de diferentes tipos y localizaciones). Normalmente estos receptores tienen varias funciones: activan la vía del neurotransmisor dopamina, modulan el dolor, las funciones cardíacas, gástricas y vasculares e incluso el pánico y la saciedad. Estos receptores opiáceos pueden estar localizados tanto a nivel presináptico como a nivel postsináptico.
Los científicos no se ponen de acuerdo con que tipo de actividades y situaciones son las que producen liberación de endorfinas ya que la mayoría de los estudios serios provienen de modelos animales.
Se admite (con ciertas reservas ya que las mediciones se han realizado a nivel sanguíneo) que la actividad física, situaciones de excitación y dolor, la ingesta de algunos alimentos (como los muy picantes por su alto contenido en capsaicina), el enamoramiento y la actividad sexual, incrementan la secreción de beta-endorfinas. También durante el segundo trimestre del embarazo, el tejido placentario excreta beta-endorfina que libera al torrente circulatorio materno.
A su vez se ha descrito en algún estudio, que la relajación profunda y algunas técnicas de acupuntura incrementaban los niveles de endorfinas inmediatamente después de las sesiones.
Las beta-endorfinas son un producto de una sustancia previa, de nombre imposible: la proopiomelanocortina (POMC), un polipéptido que cuenta con 241 aminoácidos, que a su vez se deriva de una molécula aún mayor la pre-pro-opiomelanocortina (prePOMC) de 285 aminoácidos.  
La gran molécula POMC y la fragmentación que da lugar a otras sustancias, entra ellas las beta-endorfinas

Esta gran molécula (POMC), al ser escindida, es la fuente de sustancias biológicamente muy importantes.


Acciones endocrinas de hipotálamo e hipófisis

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